Qué lástima que el gran escritor ruso-americano Isaac Asimov muriera y no lograra cuando menos conocer una pizca de nuestra tradicional política tan llena de ficción, simulación y surrealismo.
Isaac Asimov es a mi juicio muy particular y respetando a los ínclitos, probos y expertos en literatura universal, el más grande escritor de ciencia-ficción, sin embargo, nuestros políticos (que dudo lo hayan leído), lo han rebasado en mucho en su ficción y simulación.
En un país como el nuestro construido caminando por puras circunstancias y casualidades, donde los hechos son acontecimientos inasequibles y siempre postergados para la sociedad, la objetividad es por mucho rebasada en lo subjetivo, no hay protagonistas en nuestro entorno, sólo simples y gandallas antagonistas que usan a la sociedad y su dinero para apaciguar sus impulsos de soberbia y egolatría.
La ficción en nuestro Estado de Derecho y la aplicación de la Ley es aterradora, conociendo que desde la misma cárcel los criminales siguen cometiendo abusos, dando órdenes para secuestrar, manteniendo vigentes los cárteles de la droga, escapando vestidos de mujer; toda una novela de ciencia-ficción.
Penales transformados en un Estado dentro de otro Estado y convertidas en simples universidades del crimen, no hay objetivos definidos en la readaptación de los presos, nuestras leyes carcelarias son subjetivas y sujetas a los caprichos de los políticos en turno, las mismas centros carcelarios de máxima seguridad son vulnerados por un caballero que es Don Dinero, una ficción que para entenderla no se necesita mucha ciencia.
La simulación y mascarada de nuestros honorables legisladores en todos los niveles, son otra clara muestra de cómo se desarrolla la ficción en la cúpula, donde se hace necesario que ciudadanos, mujeres y niños tomen calles, avenidas, recintos, secretarías y machetes en mano asusten a nuestros tribunos y como efecto de estos actos promulguen leyes al vapor en una ficción ambulatoria y que no incluye novedades y su desarrollo es sólo para salir del paso; el caso de los cañeros, los autos chocolates, entre otras leyes o decretos.
Hace días en una entrevista decía con mucho acierto el orgullo y ejemplo de los priistas, Carlos Salinas de Gortari, que todo en la política es ficción y es punto para reflexionar y ver el marco referencial del pensamiento que ronda en los círculos políticos en México donde los rumores rebasan por mucho la objetividad de los hechos y donde las circunstancias son la cascada de acontecimientos con que se gobierna un país sustentado y amparado con la Ley del menor esfuerzo. (Sólo la lana que se roban el caso de Salinas no es subjetiva).
Una ficción política la de nuestros secretarios al más alto nivel que abandonan la nave para subirse al próximo barco y sin usar la ciencia de la lengua, sólo emiten un sonido gutural para deslindarse del cargo.
El caso más reciente es el de Javier Usabiaga, secretario de la Sagarpa, que deja sólo yermos y campos en abandono y sus campesinos en el éxodo y migración constante y permanente como una clara ineptitud en su función, con cifras que exaltan la ficción en producción agropecuaria.
Otros secretarios se van con su ciencia y sabiduría entre marrullerías a la cargada del siguiente candidato, los más navegan en el limbo como fantasmas imponiendo el terror y su fantasmagórico rostro es presentado con una antifaz que los hace más perversos aún, el caso de Manlio Fabio Beltrones, Elba Esther Gordillo, Roberto Madrazo, Arturo Montiel, Santiago Creel, Diego Fernández de Cevallos, Enrique Martínez, Emilio Chauffet y sin olvidar al orgullo e icono de los priistas, Carlos Salinas de Gortari, todos con mucha lana y viviendo en el Mundo Feliz de Huxley, quien como Asimov también retrata la ficción.
Sin embargo, nuestro gran literato don Juan José Arreola en su Confabulario nos relata una cuento breve “El Guardavía” con una imaginación sólo lograda por este autor tapatío: la historia de un viajero que no sabe a dónde va y cuyo tren viaja por espacios y tiempos no existentes con un guardavía que, lámpara en mano, le da razón de todo y de nada al viajero perdido en la noche de los tiempos.
Y en eso parece que vive nuestra bien pagada clase política, en una eterna ficción de la que no han podido salir y hasta parece increíble que no exista ciencia que los haga recapacitar sólo ficción; en un país que se presta a ello por sus atávicas frivolidades, arrastrando idiosincrasias, donde la modernidad y la globalización nos cambió el maíz, el chile y el frijol por el futbol, la cheve y la carne asada, en un mal arquetipo intrínseco con la copia clásica que da la comodidad de vivir en una ficción o de préstamo y en el peor de los casos como dice José Saramago, ser un simple ser duplicado que sin ciencia nos mueven a su antojo los que se dedican a la ficción y nos tienen atrapados en ese círculo de autoritarismo tan tangible de la política nacional.
¿CON ESA BOCA COME Y CON ESAS MANOS COBRA?
No se midió Homero Ramos Gloria jefe del IEPCC en Coahuila al referirse a unos ciudadanos inconformes en el municipio de San Juan de Sabinas (Nueva Rosita) tildándolos de turba.
Esta turba según parece, son los ciudadanos inconformes por el usufructo que la misma maquinaria oficial a la que Ramos Gloria pertenece llevó a cabo el pasado 25 de septiembre, la verdad éstos y otros ciudadanos con el hecho de protestar no se merecen estos epítetos tan duros por parte de este señor, que gracias al pueblo cobra muy buen sueldo y que como están las cosas en Coahuila parece ser que el IFE y todos los demás órganos encargados de propiciar la democracia sean sólo un brazo tutelar más del Gobierno autoritario que ha impuesto el gobernador, Enrique Martínez y Martínez.
Total para este personaje del IEPCC los que callan ante las tropelías oficiales son borregos, simples perdedores e inclusive ciudadanos ejemplares y los que protestan son simple y llanamente “una turba”.
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