Su nacimiento se remite a 1929 y desde entonces hasta las elecciones del año 2000, el PRI se mantuvo en la Presidencia de la República. Cuando perdió, las reglas de obediencia al interior del partido se rompieron, dando paso a pugnas internas que a la fecha permanecen.
En palabras del gobernador de Coahuila, Enrique Martínez, las circunstancias de la derrota han permitido a los gobernadores aspirar al máximo cargo político que ofrece el país. Así, Miguel Ángel Núñez, de Hidalgo, Natividad González Parás, de Nuevo León y Enrique Jackson, son algunos de los priistas que le piden a Roberto Madrazo reglas claras.
Por otra parte, un grupo de gobernadores del sur anuncia una cruzada nacional para la conformación de comités de apoyo al tabasqueño.
En este escenario, el reto del PRI es conquistar a los jóvenes. A todos aquellos que en el año 2000 votaron por Vicente Fox y hoy están decepcionados, porque las promesas de campaña se quedaron sólo en eso.
Sin embargo, el desafío se antoja difícil. Para la mayoría de los jóvenes el PRI es sinónimo de corrupción. Aquellos que hoy tienen 30 años, crecieron con la palabra crisis. Desde niños escucharon a sus padres lamentarse por los gobiernos de López Portillo y Miguel de la Madrid, así como de sus sucesores. Fueron testigos, gracias a la televisión, del asesinato de Luis Donaldo Colosio y la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Para aquellos que apenas tienen 18 años y que por primera vez votarán, experimentan un sentimiento similar. Sumergidos en la cultura rave y del Internet, los discursos largos resultan obsoletos y el rescate de los héroes nacionales poco dice a los jóvenes que prefieren “tirar netas”. Estos últimos no sólo ven en el Revolucionario Institucional la corrupción, para ellos la política en general genera poca confianza. Sobre todo cuando observan a un individuo llenando su portafolio de billetes a nivel nacional y por horario Triple A.
Uno de apenas cada cuatro jóvenes en el país ha participado en alguna organización social, la mayoría de las veces de tipo religioso y deportivo. Lo cual refleja el poco interés que tienen por ser parte de movimientos sociales.
La Encuesta Nacional de Juventud realizada en el año 2000 afirma que dos de cada tres jóvenes acuden a votar, sin embargo aquellos que no ejercen su derecho se debe a que “no sirve de nada” o simplemente no creen en los partidos políticos.
Así pues el reto de los partidos y en esta ocasión particularmente del PRI, es el de convencer a los jóvenes de su propuesta política, la cual debe renovarse en fondo y forma, de lo contrario podría volver a perder, por segunda vez consecutiva, las elecciones a la Presidencia de la República.
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