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La retinoblastoma, un tumor maligno

SILVIA OJANGUREN

La presencia de este mal se detecta de los tres meses a los tres años de edad y es curable al 100 por ciento si se detecta a tiempo.

La retinoblastoma ocasiona ceguera y pérdida del ojo, pero también puede invadir otros órganos; se diagnostica de los tres meses a los tres años.

El alumbramiento de un bebé es causa de felicidad y representa el momento de tomar ciertas medidas que brinden al recién llegado todas las defensas necesarias ante el riesgo de sufrir enfermedades. Y, ciertamente, una de las cosas que pocas veces se tienen en cuenta son los potenciales problemas de la vista, y que pueden llegar a ser un verdadero problema familiar.

Una cuestión que los padres deben tener en cuenta es la revisión ocular de la niña o niño. Sus ojos deben ser revisados por un especialista, ya que la presencia de un reflejo pardo o blancuzco en la pupila (área negra del ojo) puede ser una señal de la presencia de retinoblastoma, un tumor maligno que se diagnostica de los tres meses a los tres años, y cuyo porcentaje de mortalidad depende de la oportunidad de su tratamiento.

Cuidados al nacer

Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que es importante que al bebé se le realice una exploración ocular al momento de nacer, con la aplicación de gotas para dilatar la pupila y una sencilla lámpara, para identificar cualquier anomalía a tiempo.

De acuerdo con el oftalmólogo Claudio Arturo Tzompantzi Salazar, del Hospital General de Zona Número 30 del IMSS, los padres pueden y deben explorar los ojos de su bebé. Cuando amamanta, la madre puede hacer una revisión ocular y si nota el tono blancuzco de la pupila, estrabismo, irritación e inflamación, o que están rojizos y con lagrimeo, o si parece que se están saliendo de su órbita, es recomendable que lo lleve al oftalmólogo, dice.

Acción sana

La curación de un retinoblastoma es de ciento por ciento cuando se diagnostica de manera oportuna, es decir, en los primeros meses de edad y cuando el tumor maligno está localizado en un sitio periférico de las estructuras del ojo, que es lo que con mayor frecuencia ocurre.

Sin embargo, advierte el doctor Tzompantzi Salazar, el porcentaje de vida se reduce y oscila entre 16 y 20% cuando el tumor es grande y está ubicado en alguna parte del nervio óptico.

La pupila blanca, agrega, es también ocasionada por otras alteraciones, como catarata congénita, enfermedades vasculares o de la retina, e infecciones intraoculares, las cuales implican el riesgo de perder la vista o hasta el globo ocular, pero no la vida, como es el caso con el retinoblastoma. Las complicaciones que ocasiona son ceguera y pérdida del ojo, pero también puede invadir otros órganos (metástasis). Empieza por el cerebro, la columna, las vísceras, hasta causar la muerte, la cual, en promedio, ocurre a los tres años.

El retinoblastoma, explica Tzompantzi Salazar, se presenta cuando una célula de la retina en crecimiento desarrolla un tipo de mutación que la hace crecer sin control y, posteriormente, convertirse en cáncer. Esto puede ocurrir cuando padre y madre han padecido este problema y existe 50% de probabilidades de que su hijo la sufra.

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