EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

La turbulencia

Sergio Sarmiento

“La turbulencia es una fuerza de vida. Es una oportunidad. Hay que amar la turbulencia y usarla para cambiar”.

Ramsey Clark

El argumento de que el momento político de nuestro país no tendrá consecuencias en la economía mexicana empieza a caer por tierra. Ayer, por lo pronto, el índice de precios y cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores se desplomó 292.68 unidades -2.32 por ciento- para cerrar en 12,300.70 puntos. En lo que va del año la Bolsa ha perdido 4.78 por ciento. Esto no parece excesivo, si se considera que en los dos años anteriores tuvo un alza de casi 100 por ciento. Pero la relativamente pequeña pérdida del año es engañosa, ya que en los dos primeros meses de 2005 la Bolsa había acumulado un ascenso importante.

Más que contrastar el actual índice de precios con el nivel de fines de 2004 debe usarse el siete de marzo como punto de comparación. En esa fecha la Bolsa alcanzó su máximo nivel de 13,877.69 unidades. Desde entonces la caída ha sido de 1,576.99 puntos, o sea 11.36 por ciento en apenas tres semanas. El derrumbe ha ocurrido, de manera paradójica, en un momento en que la autorización a las Afores para invertir en Bolsa debió haber fortalecido el mercado.

Las razones del ajuste se encuentran dentro de México y no en el exterior. Esto lo demuestra el hecho de que los índices estadounidenses se han mantenido estables. Ayer mismo, mientras la Bolsa Mexicana se desplomaba, el Dow Jones de Nueva York subía 0.36 por ciento y el Nasdaq de alta tecnología 0.41 por ciento.

Ayer hubo también alzas en las tasas de interés. En la subasta semanal de Cetes se registraron ascensos en todos los plazos. Quizá no fueron muy grandes: en los Cetes a 28 días, por ejemplo, la subida fue de apenas 0.07 unidades para dar un rendimiento anual de 9.57 por ciento. Pero en los plazos más largos las alzas fueron mayores. Los Cetes a 91 días avanzaron 0.19 puntos porcentuales para colocarse en 10.08 por ciento y rebasar la barrera psicológica del diez por ciento. A 175 días el aumento fue de 0.21 por ciento para ofrecer un interés de 10.21 por ciento. Quizá lo más significativo es que los Cetes se encontraban ya en niveles reales altos. De hecho, estamos viendo tasas de interés que duplican las de hace un año.

La situación económica del país no ha sufrido ningún problema que amerite un ajuste tan significativo en los mercados financieros. La economía ha venido aumentando su ritmo de crecimiento. Todas las actividades económicas están registrando avances. Se están creando empleos formales. La inflación ha descendido ligeramente y podría terminar este año debajo del cuatro por ciento. Tanto el déficit de presupuesto como el de cuenta corriente se encuentran en niveles manejables.

El problema del país no está en la economía sino en la política. Para empezar, a los inversionistas no les ha gustado nunca el rechazo de los legisladores a llevar a cabo las reformas estructurales que harían más competitiva a la economía mexicana. A esto hay que añadir un proceso de sucesión presidencial adelantado en el que, según las encuestas, se encuentra en primer lugar un candidato de izquierda, del cual no se sabe si tendría un Gobierno moderado, como el del chileno Ricardo Lagos, o uno radical, como el del venezolano Hugo Chávez.

La gota que ha derramado el agua del vaso, sin embargo, es el proceso de desafuero en contra de Andrés Manuel López Obrador. No es que los inversionistas estén contentos con la perspectiva de tener a un izquierdista en Los Pinos. Pero le tienen miedo a la turbulencia política que podría generar su desafuero y posterior inhabilitación para contender por la presidencia en 2006.

La Bolsa no importa, nos dicen los funcionarios que tienen la responsabilidad de infundir optimismo entre los inversionistas. Y quizá esto sea parcialmente cierto en un país en el que muy pocos tienen acciones. Pero la experiencia nos dice que los desplomes en los mercados financieros suelen ocasionar tropiezos económicos que afectan a todos y especialmente a los más pobres.

Me queda claro que los funcionarios del Gobierno Federal tienen la obligación de sostener que la economía está blindada y que ni el desafuero ni el proceso de sucesión presidencial pueden afectarla. Pero ellos mismos están seguramente conscientes de los riesgos del momento. La economía mexicana es por naturaleza frágil y una crisis política podría desencadenar una nueva crisis económica.

IMPUESTO SOBRE IMPUESTO

La Suprema Corte determinó ayer que es válido cobrar tenencia sobre el precio final de un vehículo. Pero esto equivale a obligarnos a los contribuyentes a pagar un impuesto (la tenencia) sobre otros impuestos (el de automóviles nuevos y el IVA). Es una situación sumamente injusta.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 142183

elsiglo.mx