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La última y nos vamos

Adela Celorio

La patria del hombre son sus ilusiones.

Enrique Rojas

“La felicidad consiste en tener un proyecto que se compone de metas como el amor, el trabajo y la cultura; supone la realización más completa de uno mismo, de acuerdo con las posibilidades de nuestra condición; esto es, hacer algo con la propia vida que merezca realmente la pena”.

El párrafo anterior es un fragmento de “El hombre Ligth”, el libro más reciente del psiquiatra español Enrique Rojas y cuya lectura puede ser una magnifica opción para repensarnos la vida en estos días en que pasado el agobio navideño y en espera de que 2005 acabe de expirar, disponemos de un breve lapso de tiempo para poner en claro los “quiero” y los “creo” que le van a dar estructura al año próximo.

Yo por mi parte, creo que la felicidad está directamente relacionada con la paz del alma, y es por eso que quiero empezar por reconocer todas las cosas que me la proporcionan: en primer lugar, necesito la compañía unas veces amorosa y otras desastrosa pero siempre solidaria de mi prójimo más próximo que es nadie menos que el Querubín, cuento para embellecer mis días con el desorden y los afectos que imponen a mi vida mis niños y los niños de mis niños, con la brújula del trabajo que me permite saber siempre a dónde voy, con los amigos incondicionales que me acompañan a todas partes en espera de que yo encuentre el momento de leerlos para propiciarme reveladores atisbos de lucidez.

Necesito también a mis amigas quienes a ratos menos y a ratos más; pero me quieren siempre. Todo lo anterior ayuda, pero mi alma nunca podrá estar en paz del todo si antes no consigo cumplir hasta donde pueda, con la obligación irrenunciable de impedir que los malos gobernantes sigan secuestrando el derecho de tantos millones de mexicanos a la alegría del pan, del techo, de la salud y la escuela.

En eso creo, y a partir de eso giran todos mi proyectos para 2006. Que no entre el año nuevo que ya está ahí tocando la puerta, sin que nosotros, la gente sobre cuyos hombros recae la responsabilidad de llevar este país por el buen rumbo, seamos cada vez más severos para exigir rendición de cuentas.

Que nadie guarde silencio hasta ver tras las rejas a todo político que lucre con los puestos y el dinero que la ciudadanía le ha confiado. Es deber de cada uno de nosotros encontrar la forma de quitarnos de encima la losa de corrupción sobre la que se sostienen tantos seres atroces improvisados de políticos.

Es tiempo de asumir lo insensato que resulta el hecho de que unos cuantos desvergonzados, llámense mocos verdes, partidos patito, o el abominable partido de Alí Babá y sus cuarenta mil ladrones puedan más que la ciudadanía toda. Por ahí más o menos van mis ilusiones ¿y las de usted? Nos vemos en 2006.

adelace@avantel.net

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