San Francisco (EU), (EFE).- A una estatua de la Virgen María en una iglesia de Sacramento, la capital del estado estadounidense de California, le caen lágrimas de color rojizo desde principios de mes sin que nadie sepa por qué.
Quizá le ponga melancólica, como a tanta gente, la cercanía de las Navidades, le apene la situación del mundo o le disguste el mandato de Arnold Schwarzenegger al frente de este estado.
Lo cierto es que desde hace unas semanas esta estatua de la Virgen María en una iglesia vietnamita católica de Sacramento está muy tristona, y no paran de caerle unas gruesas lágrimas de color rojo.
Por el momento, la diócesis católica de esta ciudad no tiene intención de investigar las causas de este fenómeno ni comprobar si, como quieren creer muchos fieles, se trata de un milagro o bien es simplemente un accidente atribuible a causas menos etéreas.
Si los lloros continúan, no obstante, la iglesia podría decidirse a intervenir y enviar a sus expertos en milagros, según dijo el reverendo James Murphy al diario "Sacramento Bee".
"No hay prisa. La Iglesia piensa en términos de siglos, no de las noticias de mañana", dijo Murphy.
Mientras tanto, las lágrimas ya han atraído la atención de cientos de fieles, algunos bien provistos de flores y velas, y de varias cadenas de televisión por cable que le han dedicado un espacio en su programación.
No hay que olvidar que este es el país donde se vendió a través de internet por la friolera de 28 mil dólares un emparedado de queso derretido y mordido en el que, según su dueña, se podía ver a la Virgen María.
Y es que, al fin y al cabo, aunque lo más probable es que el más allá se reserve su intervención para mejores ocasiones, Murphy reconoció que "si la gente contempla esto como un milagro, y les acerca a Dios, es ya una buena cosa".