El 16 de febrero el Director de la CIA se presentó ante el Comité de Inteligencia del Senado estadounidense señalando en el apartado de su testimonio dedicado a ?Áreas potenciales de Inestabilidad?, que América Latina está entrando a un ciclo electoral importante en 2006 y que algunos países clave de la región son puntos de alerta potencial en 2005.
El comentario respecto a México, sin embargo, se limitó a señalar que ?las campañas para la elección presidencial de 2006 es probable que paralicen el progreso de las reformas fiscal, laboral y energética?. Algo que no es secreto para persona alguna.
La interpretación de los medios en nuestro país fue, por tanto, alarmista, quizá porque el comentario sobre México aparece en la sección de ?Áreas potenciales de Inestabilidad?, o porque en algún otro lugar, distinto al texto de la comparecencia, se hiciera referencia a un problema potencial de inestabilidad económica ligado al proceso electoral en nuestro país.
Lo cierto es que las reacciones de políticos, autoridades financieras y personajes del sistema bancario no se hicieron esperar, aún cuando seguramente muchos de ellos no se tomaron la molestia de leer el texto original del testimonio del Director de la CIA. Sólo así se explican los comentarios despistados que hicieron algunos de nuestros políticos.
Enrique Jackson, por ejemplo, afirmó que ?no aceptamos que la CIA ponga en duda la fortaleza de la democracia mexicana. No aceptamos que la CIA ponga en duda lo sólido que es el sistema político nuestro?. ¿Qué tiene que ver ?la fortaleza de la democracia mexicana? con el comentario de que la proximidad de las elecciones estancará el progreso de las reformas estructurales en México? ¿Acaso el senador Jackson espera grandes avances en esas tres reformas según se acerque la contienda electoral del año próximo?
Más allá de la verborrea de nuestros políticos, incluido el secretario de Gobernación, Santiago Creel, quien calificó de falso al análisis de la CIA (seguramente él también confía en que habrá un avance espectacular en las reformas antes de las elecciones de 2006), me parece interesante la atención que los responsables de la conducción de las políticas monetaria y fiscal le otorgaron a la interpretación de los medios y de nuestros políticos sobre la declaración del funcionario de la CIA.
Ellos aceptaron en diversos foros y sin rasgarse las vestiduras la posibilidad de volatilidad en los mercados financieros a consecuencia del proceso electoral, pero al mismo tiempo insistieron que contaban con las herramientas necesarias para reducir sus efectos sobre la economía mexicana.
Jesús Marcos, subgobernador de Banco de México (Banxico) destacó en la V Convención de Intermediarios Financieros Especializados que se celebró en Acapulco el fin de semana del 18 de febrero, que ?Mientras los mercados consideren que la disciplina fiscal se va a mantener y que el banco central va a seguir procurando la estabilidad de los precios y con ello la reducción de la inflación, las posibilidades de una volatilidad importante se reducen.?
Este mismo mensaje repitieron Francisco Gil y Guillermo Ortiz el lunes 21 de febrero en el noticiero Monitor de Gutiérrez Vivó, donde ambos subrayaron que la disciplina fiscal y la política monetaria contribuirán a la estabilidad económica. Sin embargo, también Ortiz reconoció en ese foro que habrá cierta volatilidad en los mercados financieros en fechas cercanas a las elecciones de 2006.
La proliferación de comentarios y declaraciones al respecto en México, desde mi punto de vista, refleja un nivel de preocupación que va más allá de lo que quizá tenía en mente el funcionario estadounidense, y en términos más generales, lo que alcanzan a ver en estos momentos los inversionistas extranjeros. Vale la pena, por tanto, comentar brevemente qué tan vulnerable es nuestra recién lograda estabilidad macroeconómica, en particular la que se refiere a las variables financieras, ante la inminente contienda electoral del año próximo.
Hace unas semanas escribí que la estabilidad macroeconómica se debía a la astringencia monetaria, la disciplina fiscal y una dosis de buena suerte, asociada a un episodio mundial de disminución pronunciada de la inflación. En esa ocasión también advertí que no podíamos decir que la estabilidad estaba consolidada en un horizonte de mediano y largo plazo, debido a mis reservas en relación con la efectividad del ?corto? como herramienta de política monetaria, y los retos que todavía enfrentan nuestras finanzas públicas, como es la reducción de la dependencia de los ingresos públicos al petróleo y resolver el problema de las pensiones de los burócratas y demás empleados públicos.
La disciplina fiscal y la credibilidad del Banco central ha sido un factor clave para la estabilidad macroeconómica y son un excelente amortiguador para eventuales turbulencias, como se ha demostrado varias ocasiones en que se han presentado trastornos en los mercados internacionales.
Las preocupaciones que son materia de esta columna, sin embargo, se refieren más bien a la vulnerabilidad de corto plazo de nuestras variables financieras, en particular en los meses siguientes, cuando se ?caliente? el ambiente político de nuestro país. En ese contexto, las autoridades de Banxico y la disciplina fiscal podrán amortiguar, mas no evitar, que se presenten episodios de cierta intranquilidad y volatilidad de los mercados financieros si se llegase a enturbiar el ambiente electoral en nuestro país. La semana próxima veremos que hay buenas razones para que eso suceda.