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Laguna de Realtos | Sólo necesitaba una oportunidad

FABIOLA PÉREZ-CANEDO HERRERA

A pesar de ser invidente José Juan estudia el tercer grado de primaria

EL SIGLO DE TORREÓN

El pequeño ha obtenido primeros lugares en carreras de 100 y 200 metros planos

TORREÓN, COAH.- José Juan tiene ocho años, cursa el tercer grado de primaria con excelentes calificaciones, obtiene los primeros lugares como atleta y es invidente desde bebé. El pequeño está dedicado a la escuela y el deporte, pero sobre todo, a su familia, que nunca deja de apoyarlo.

José Juan Vázquez García estudia en la primaria Miguel Hidalgo, donde se desenvuelve sin problema. A pesar de que no cuenta con bastón, el pequeño sube y baja escaleras, convive con sus compañeros, hace sus tareas en sistema Braille y presenta exámenes de manera oral.

Es originario de Durango y el menor de la familia, después de sus dos hermanas. La familia se mudó a Torreón para que el pequeño pudiera obtener educación, que le negaban en su ciudad natal.

Su madre, Elena García Orrante, es invidente debido a una catarata que le afectó los ojos desde muy niña. Cuando José Juan tuvo edad para ir al kinder, Elena insistió para que fuera aceptado en una escuela común y corriente, segura de que el pequeño podría sin necesidad de educación especial.

“Yo sabía que él podía, sólo necesitaba la oportunidad”, dice la señora, quien acudió a la Dirección de Jardines de Niños en la Región a solicitar que se permitiera a su hijo acudir a la escuela, “me lo aceptó un maestro en la tarde y entonces descubrieron que era muy inteligente”.

Elena estudió piano, pero luego lo interrumpió para dedicarse al hogar. Sin embargo, afirma que terminará la preparatoria y tiene planeado estudiar una licenciatura, para trabajar y contribuir al ingreso familiar.

Como todos en la familia son deportistas, conocen la importancia del trabajo en equipo y entre todos, buscan salir adelante. Elena refiere que su esposo trabaja gran parte del día, pero aún encuentra tiempo para leerle los libros de texto que requiere José Juan, mientras ella los traduce a sistema Braille, para que el niño pueda utilizarlos.

“No resulta pesado porque lo hacemos con gusto”, dice Elena, “no requiere educación especial para aprender, sólo algunas adecuaciones, como presentar los exámenes orales”.

Su papá coloca silicón en las letras y números de la libreta de José Juan, para que el niño pueda leerlos por medio del contacto y conocer también el alfabeto, pues quieren que el menor lleve una vida completamente normal y están seguros de que puede hacerlo.

Cuando José Juan tenía seis años, mientras palpaba los reconocimientos de sus padres, comentó a su mamá que él también quería medallas, a lo que ella respondió que le regalaba las suyas, pero el niño se negó y dijo que quería ganarlas.

Desde el primer año que participó obtuvo primeros lugares en 100 y 200 metros planos. Al año siguiente, obtuvo cinco medallas, con primer lugar en salto de longitud en 40, 150 y 60 metros, y participó en la Olimpiada Nacional 2004, con sede en Hermosillo. Su papá le acompaña como guía.

La madre no puede ocultar su orgullo cuando muestra las medallas de sus hijos, José Juan es el único niño invidente que participa en las Ligas Mundiales de Atletismo, a nivel nacional, “sus maestros dicen que es su carta de presentación”.

Pero además, el menor tiene los primeros lugares en aprovechamiento de la escuela. Elena comenta que “los maestros están sorprendidos y emocionados porque ven en él futuro en lo académico y como deportista”.

José Juan es un niño muy juguetón y desenvuelto. Mientras platica, ordena los casetes de su madre y explica que disfruta mucho la poesía y la música instrumental, que escucha desde bebé, porque es favorita de su madre.

“Cuando corres, es lo más padre porque sientes que vuelas”, dice, “como que te lleva el aire”.

Sus materias favoritas son matemáticas e inglés, donde también ha participado en olimpiadas del conocimiento.

“Ha sido cosa de mucho esfuerzo y pleito porque la gente no acepta que los niños pueden”, manifiesta Elena, “creo que ha influido mucho que no hay diferencia con sus dos hermanas, lo tratamos siempre igual”.

Los papás de José Juan confían en que el menor estudie una profesión y tenga un trabajo cuando sea mayor. Elena lo define como un niño que no tiene límite, que pregunta y va adelante, “y nosotros tenemos que seguir a la par con él, porque no se queda atrás, siempre busca el siguiente reto”.

El menor dice que quiere ser pianista, nutriólogo, poeta y atleta. Tras meditarlo un poco, explica que pianista como su mamá, poeta porque disfruta mucho la poesía, atleta porque se siente de lo mejor cuando compite, y “nutriólogo porque tiene que ver con el deporte, con el régimen alimenticio, ¡voy a tener el consultorio lleno de deportistas!”.

Sin respuesta del gobernador

En el 2002, Elena García Orrante, la madre de José Juan Vázquez García, envió una solicitud al gobernador del Estado, Enrique Martínez y Martínez, donde solicitaba la donación de una computadora para el menor, con características especiales para él, como la impresión en sistema Braille.

Ese mismo año, recibió respuesta de que el mandatario había turnado su solicitud a la Secretaría correspondiente y que estaba en trámite. A principios de este año 2005, los directivos de la escuela primaria Miguel Hidalgo enviaron un oficio como recordatorio y renovación de la solicitud, pero no ha habido contestación por parte del Estado.

José Sifuentes Ávila, profesor de José Juan, explica que la computadora sería de gran utilidad y motivación para el niño, y un empuje aún mayor en su desempeño escolar. El maestro explica que el menor se enfrenta hoy al reto de aprender el alfabeto script, pues “el objetivo es darle armas en la vida para que pueda desempeñarse normalmente”.

Señala que la escuela Miguel Hidalgo es integradora, ya que no existen discriminaciones hacia los niños que tienen alguna discapacidad, al punto que pronto se modificarán los baños y se llevarán a cabo algunas adecuaciones en el inmueble para poder ofrecer mayores facilidades a los menores con capacidades diferentes.

“Es importante que los padres de familia sepan que aquí pueden venir niños con características especiales sin ser rechazados”, manifiesta el profesor, “porque tienen derecho a educación y pueden hacerlo”.

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