Gómez Palacio

Laguna de relatos| Sueña con una casa digna

CECILIA AGUILAR ACUÑA

La señora Valadez de la Cerda se mantiene con lo que su nieto y sus vecinos le proporcionan.

EL SIGLO DE TORREÓN

GÓMEZ PALACIO, DGO.- Benita Valadez de la Cerda no recuerda con exactitud su edad, pero dice que ya tiene más de 70 años. La artritis y la alta presión la mantienen postrada en su cama o sentada en una humilde banca donde sueña ?lo inalcanzable?.

Una vivienda digna es lo que siempre ha querido. ?Tan siquiera un cuartito?, comenta la anciana con voz afable desde el interior de su jacal ubicado en la colonia Otilio Montaño en la esquina de la calle Carlos Herrera y Francisco Villa del lote número nueve, donde se logran ver algunas plantas, un lavadero, algunas sillas desgastadas y unos gatos revolotear por un piso sin cemento.

Ella es bajita de estatura y muy delgadita. Su cabello canoso peinado al descuido, deja ver que acababa de levantarse. ?Es que me la paso en la cama porque se me sube la presión?, justifica la septuagenaria quien en ese momento estaba acompañada por una hija de nombre, Magdalena Valadez Hernández, quien es la única que la visita.

De 12 hijos que tuvo, le sobreviven nueve, pero a excepción de ?Lena?, los demás no la procuran. Un nieto de nombre Javier es quien vive con ella, pero en veces pasa largas temporadas con sus papás, por lo que la mujer está muy sola.

Benita se mantiene de lo que le lleva Javier o de lo que sus vecinos le mandan. Su nieto, explica, nació ?con el corazón chiquito y por eso no lo contratan en las empresas porque no puede hacer trabajos pesados?.

Ella dice que cuando nació fue enfermizo y lo llevaron con el doctor Batarse. ?Él es muy buen doctor y desde un principio nos dijo que este muchacho no serviría para trabajar, que solamente podría estar despachando en una tienda o algo por el estilo?.

En ese momento estaba el muchacho, quien afirma lo que su abuela comenta. Sin embargo, ayuda al dueño de los juegos mecánicos ubicados en el parque Morelos a cambiarlos de lugar y lava coches. Con lo poco que gana, ayuda a Benita.

El jacal donde viven está en condiciones pésimas. El cartón está quemado por el sol y en algunas partes, está desprendido. Por ahí penetra el aire y la tierra. Ella manifiesta que su sueño siempre fue tener una casita, pero si en vida de su esposo no la consiguió, ahora menos.

Comenta que hace poco a su nieto le regalaron una televisión muy vieja, pero aún ?se ven los monos?. Ahí vio cómo un día los de la Presidencia de esta ciudad ayudaron a rehabilitar la casa de una señora que se quedó a cargo de varios nietos.

?Yo dije, ojalá algún día el presidente pueda hacer otra obra de caridad conmigo?. Ella desea aunque sea que le ayuden a rehabilitar su cuartito, donde el aire se cuela por todos lados.

Esta situación le preocupa porque el invierno está por iniciar y el frío a su edad ya no es tan aguantable. ?En el calor como quiera, pero en el frío, temo morir congelada?.

Benita es considerada por una de sus vecinas de nombre Rosario Hernández, como una mujer admirable, ya que a pesar de su enfermedad se levanta a lavar ropa y trastes. Hay veces en que no puede bajarse de la cama y es cuando ella y otras personas, acuden a ayudarla.

En la temporada de lluvias pasada, estuvo sola. Ninguno de sus familiares la procuró y fue entonces que una hermana de Rosario se la llevó a su casa. ?Es que no entiendo cómo uno de hijo es mal agradecido con sus padres, pues a esta pobre viejecita su gente la tienen en el olvido?.

Expone que algunas veces Benita no ha tenido un peso para comer y por esa razón ha pasado hasta un día sin ingerir alimento. ?Ella no quiere molestarnos y si se siente enferma, no puede caminar para acudir a solicitar ayuda?.

Benita escucha lo que dice Rosario y sonríe, pero no dice nada. Tampoco pronunció palabra cuando se le sugirió aceptar convivir con personas de su edad en un asilo. Aunque se le explicó que el sistema para el Desarrollo Integral de la Familia auspicia uno, donde los ancianitos son bien atendidos, ella se limitó a alzar sus hombros. Rosario manifiesta que sería bueno que contemplara esa posibilidad.

EL DESEO

?Yo dije, ojalá algún día el presidente Octaviano pueda hacer una obra de caridad conmigo?.

BENITA VALADEZ DE LA CERDA,

VECINA DE LA

OTILIO MONTAÑO

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