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RÍO DE JANEIRO, BRASIL.- Brasil se apresta a iniciar un ambicioso plan hídrico para aliviar las penurias de millones de personas en la casi desértica región noreste del país, donde prolongadas sequías causan hambre y éxodos de empobrecidos campesinos.
El proyecto, prioritario para el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, prevé la inversión de cuatro mil 500 millones de reales (mil 900 millones de dólares) en la construcción de 700 kilómetros de canales, presas y estaciones de bombeo, para llevar agua a nueve millones de personas en dos años.
“La población que será beneficiada directamente es la de pequeñas, medianas y grandes ciudades en los estados de Ceará, Río Grande do Norte, Paraíba y Pernambuco”, del que es oriundo Lula, dijo el coordinador del proyecto, Pedro Brito.
El plan permitirá acabar “con el drama de familias caminando dos o tres kilómetros con latas de agua en la cabeza... y lo que es peor la separación de las familias con personas que se vienen a Río de Janeiro, Sao Paulo o las capitales del noreste para sobrevivir”, agregó.
El proyecto prevé tomar 26 metros cúbicos de agua por segundo del río Sao Francisco, o un promedio de uno por ciento de su caudal, para alimentar ríos intermitentes y reservorios en las regiones semiáridas del noreste, las más pobres de Brasil.
El actual proyecto es la última versión de otros planes que, desde 1985, previeron el uso de hasta 300 metros cúbicos de agua por segundo y provocaron fuerte resistencia.
Pese a la reducción de la prevista toma de agua, críticos insisten en que el río será perjudicado, se dañará su medio ambiente y el proyecto beneficiará a grandes agricultores.
Sin embargo Brito, también jefe de gabinete del Ministerio de Integración Nacional, sostuvo que el plan prevé justamente revitalizar al Sao Francisco, ayudar a los más pobres y permitir el asentamiento de agricultores.
El Sao Francisco nace en el estado de Minas Gerais, en el sudeste del país, y recorre dos mil 700 kilómetros para desembocar en el océano Atlántico, en el noreste, cubriendo su cuenca unos 634 mil kilómetros cuadrados.
El proyecto prevé interconectar esa cuenca con las de los ríos intermitentes del noreste -Paraíba, Ipojuca, Jaguaribe y Piranhas-Acu-, cuyo caudal desaparece durante las sequías, imprevisibles y que se prolongan hasta por tres años.
El río Sao Francisco se degradó con la construcción de represas hidroeléctricas, desmonte de sus márgenes, y la descarga de desechos domésticos e industriales, dijo Brito.
“Los ribereños estaban acostumbrados a pescar en el río y hoy no tienen prácticamente más peces porque todo el sedimento, la alimentación natural de los peces, queda retenida en la gran represa (hidroeléctrica) de Sobradinho”, que forma un enorme lago, afirmó.
Asimismo, además de la contaminación, la deforestación de las márgenes del río permitieron que las lluvias arrastraran arena y redujeran la profundidad de su cauce.
“Ese perjuicio (...) nada tiene que ver con la integración de cuencas y son procesos irreversibles. Por eso está ahí el proyecto de revitalizacion del río”, dijo el funcionario.
