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Las golondrinas hembras se 'reservan el derecho de admisión'

Washington, (EFE).- Las golondrina hembras, aunque ya se hayan apareado con un macho, siguen buscando otros compañeros sexuales de acuerdo con criterios de apariencia como el colorido de las plumas, según un artículo que publica la revista "Science".

Si las plumas rojas que los machos de estas golondrinas (Hirundo rustica erythrogaster) no son tan oscuras como las de otros en el grupo, es más probable que la hembra lo abandone y luego, a escondidas, copule con otro macho, indicó el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cornell, en Nueva York.

"La mala noticia para los golondrinas macho es que el juego del apareamiento jamás termina", indicó Rebecca Safran, especialista en ecología y biología evolutiva que encabezó el estudio.

"Es algo con lo cual la mayoría de los humanos pueden identificarse: fíjese cuánto tiempo y dinero gastamos en nuestra apariencia y nuestro estatus mucho después que hemos conseguido relaciones estables", añadió.

Los golondrinas machos tienen una pinta de color rojo castaño desde la garganta a la panza, y este color varía entre ellos desde un rojo marrón pálido hasta un rojo oxidado oscuro.

Al igual que ocurre con muchas aves canoras, la mitad de todas los golondrinas machos, típicamente, cuida al menos de un pichón de la hembra que fue engendrado, de hecho, por otro pájaro.

Entre las golondrinas a veces los machos ayudan a criar toda una nidada de pichones que no son suyos.

Los investigadores tomaron este fenómeno generalizado de "bastardía" para probar cuáles son los factores por los cuales algunas hembras pudieran seguir siendo fieles a su pareja.

Después de que todas las parejas en su grupo de estudio pusieron la primera tanda de huevos, Safran los retiró de manera que las hembras buscaran otra vez el apareamiento.

Antes de que las hembras eligieran sus parejas para la segunda nidada, Safran asignó a los machos al azar a uno de tres grupos de tratamientos.

A unos les pintó las plumas de la garganta, pecho y panza con un marcador rojo para destacarlas, a otros los dejó con sus colores naturales, y a un tercer grupo los pintó con un marcador más claro.

La investigadora dejó que los pájaros se apareasen otra vez, y luego llevó a cabo pruebas comparativas de ácido desoxirribonucleico (ADN) de los pichones de la primera y la segunda nidada.

En el grupo estudiado, las 30 hembras continuaron como parejas de sus compañeros originales, pero también fueron sexualmente activas con otros machos.

Los machos con plumas de color realzado engendraron un porcentaje sustancialmente más alto de los pichones en la segunda nidada.

Los machos que mantuvieron las plumas del color natural engendraron el mismo porcentaje, o uno menor, de los pichones comparado con los que tuvieron en la primera nidada.

"El estudio muestra que las hembras prestan mucha atención a esas señales y que responden rápidamente a los cambios en la apariencia de sus parejas", dijo Safran, quien cree que el matiz rojizo de las plumas en el pecho y la panza indican cualidades del macho tales como su salud, su estatus, o su capacidad para criar pichones.

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