Sergio Witz, poeta campechano, al cual apodan en su tierra natal “El Poeta”, escribió y publicó un poema titulado Invitación, la patria entre la mierda y ese hecho lo tiene el día de hoy sujeto a un proceso penal, por haber cometido el delito de ofender a los símbolos patrios, previsto y sancionado por el Artículo 191 del Código Penal Federal.
Nuestra Constitución, la Ley Suprema, protege la libertad de escribir y publicar escritos de cualquier materia, sin más límites que el respeto a la vida, los individuos, la paz pública y la moral y en base a esa garantía individual, Sergio Witz se defendió hasta donde pudo; tanto, que su caso llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en donde la Primera Sala en una votación dividida, (tres votos contra dos), resolvió su caso a principios de este mes, negándole el amparo contra el auto de sujeción a proceso, determinando que: “escribir en contra de la bandera nacional, despreciarla o desestimarla constituye ‘un verdadero ultraje’ a los símbolos patrios, independientemente de los valores literarios o estéticos del texto, pues se rebasan los límites constitucionales de la libertad de expresión”. En base a esta resolución, Sergio Witz quedó sujeto a un proceso de tipo penal y corre el riesgo de ser encontrado culpable y privado de su libertad de seis meses a cuatro años en prisión...
La noticia ha dado la vuelta al mundo. Su poema ha sido traducido en todos los idiomas y las diversas opiniones se han dejado sentir en todos los sentidos, a favor y en contra de este poeta al cual muchos le han agregado el adjetivo de “maldito”; vaya usted a saber si es porque piensan que con su poema ingresó en esa corriente de poesía tan en boga en la cultura “dark” o bien por la maldición que le cayó encima por haberse expresado como se expresa de nuestra patria, a través de nuestra bandera, en un pequeño poema en el cual la pone del asco, invitándonos a hacer lo mismo.
El caso de Sergio Witz tiene mucho fondo… nos sigue descubriendo la magia de nuestro país, lo mágico que es México. Para el pobre poeta maldito, quien dijo lo que sentía de nuestra patria utilizando para ello el símbolo de la bandera, (metafóricamente como es en la poesía), no hubo garantías individuales de su libertad de expresión, sino toda la fuerza de la Ley en contra de él y del “ultraje” cometido… y para muchos otros, que no metafóricamente, sino literalmente, han ultrajado a nuestra patria y se la han cargado, para ellos..., la impunidad absoluta.
Muchos nos preguntamos, ¿qué pensará en este momento Sergio Witz? ¿Qué será capaz de escribir después del fallo recibido? Quizá se olvide de la poesía y escriba no de metáforas sino de realidades como son la corrupción y la impunidad que reina en nuestro país, que tal vez fueron sus fuentes de inspiración al escribir el poema más conocido de México, hoy por hoy, en el mundo entero a través de los medios cibernéticos. Quizá no pueda olvidarse de la poesía, no en balde lo apodan “El Poeta” y relate un poema épico, en el cual sus héroes sean todos de cuello blanco y para ello consiga la lista de los agraciados con el Fobaproa, el rescate bancario o el carretero. Quizá cambie al género de la tragedia y escriba sobre la injusticia social de este país, su emigración e inseguridad. O quizá prefiera la tragicomedia y escriba sobre nuestros partidos políticos y sobre muchos de sus militantes sin olvidar nuestros medios de comunicación.
Muchas posibilidades tiene Sergio Witz de continuar escribiendo porque mucho debe haber reflexionado y aprendido con todo lo que le ha sucedido y por la mucha fama que de ello ha recibido.
Uno de los ministros que resolvió su caso, José Ramón Cossío Díaz, el cual dicen es muy joven, entendido y progresista, quien tuvo a su cargo el proyecto de la resolución y quien mucho defendió a Sergio Witz, precisó al iniciar el debate: “lo que hoy nos corresponde decidir no es si el señor Witz escribió un buen o mal poema o si nosotros diríamos de la bandera nacional lo que él dice. Nos compete determinar lo que una persona tiene derecho a decir en México sin sufrir una persecución penal que lo marque de por vida y que puede llevarlo incluso a la privación de su libertad…”.
Muchos celebramos sus palabras, las cuales nos hacen ver que dentro del máximo Tribunal de Justicia de nuestra nación, hay algunos que saben distinguir entre patrioteros y patriotas. Es una lección para todos. Defendiendo la libertad de expresión, fortalecemos a México que tanto lo necesita.