EJEMPLO DE VIDA | LA SEÑORA ROJAS LUCHA CONTRA LA DISCRIMINACIÓN
EL SIGLO DE TORREÓN
A Beatriz le dio poliomielitis cuando era pequeña
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- A lo largo de la calle se le puede ver con sus hijos cuando va por uno de ellos a la escuela en la colonia Nuevo Linares, al más pequeño, Steven Emanuel, de un año de edad, lo lleva sentado en sus piernas mientras el otro se le cuelga de la parte trasera de su silla de ruedas. Beatriz Rojas, originaria del ejido Florencia y quien lleva ya seis años en este municipio, ha luchado toda la vida contra la discapacidad, no la suya, sino la de las personas que la ven como quien no puede realizar las mismas actividades que la mayoría.
Beatriz no puede caminar, pues desde que tenía dos años, le quedó secuela de la enfermedad que padeció: poliomielitis. Desde entonces aprendió a realizar la mayoría de las cosas más elementales como vestirse, asearse o cocinar de la manera en la que su cuerpo se lo permitía, pero siempre poniendo un gran empeño a todo lo que hacía.
En su casa no tiene tantos problemas porque se desplaza con muletas pero en la calle las cosas son diferentes; las obras se realizan pensando en quienes tienen sus dos piernas sanas. ?En lo que más batallo es en que en muchas partes no hay rampas para discapacitados, en la escuela muchas veces me pierdo de las actividades que el niño hace, no hay mucha cultura con respecto a eso?, dice Beatriz, a quien no le importa tener que arriesgarse diariamente ante los conductores que circulan a exceso de velocidad, pues dice que lo más importante para ella son sus hijos.
Su esposo la trajo a vivir a Madero, la conoció a los 17 años y se casó con ella a los 28. Él trabaja en la ciudad de Gómez Palacio, Durango, mientras Beatriz lava, plancha, cocina y atiende a los pequeños.
?Mucha gente se admira de que tengo hijos o que hago las cosas aún con mi discapacidad pero yo sé que las limitantes las tengo en mis piernas, no en mi mente?.
Su silla de ruedas es eléctrica y se la regaló una hermana que tiene en Estados Unidos, pues ella no podría comprar algo tan costoso pues su precio rebasa los 25 mil pesos, todo para que ella se pueda desplazar con mayor facilidad.
Beatriz comenta que le gusta ir por su hijo Carlos Daniel Hinojosa, de cinco años de edad, a la escuela porque es su deber y porque no quiere que se sorprendan los demás cuando vean que es su madre. ?No quiero que se avergüencen, los demás niños a veces son crueles y se ríen o hacen comentarios, por eso quiero que mis hijos se acostumbren a aceptarme como soy y que sepan afrontar esos comentarios?, dice Beatriz.