El lenguaje político, cuando dejó de ser llano y sincero para convertirse en oscuro y esquivo, provocó que la ciudadanía perdiera la confianza en la clase política. Llamarle al pan, pan y al vino, vino, sería en estos días el éxito de un político. Lo censurable es que sean pocos los que lo hacen. De alguna manera los que se dedican a ese oficio logran mistificar la verdad por un aparente miedo a la franqueza, cubriendo con circunloquios o perífrasis lo que es claro y evidente. Dan la impresión que tienen temor a la verdad monda y lironda. Es por eso que me gustó la llaneza con la que Manuel Espino se enfrenta a su destino como dirigente de una agrupación en la que ha sido elegido con aprobación mayoritaria de sus miembros. Él es como es y no lo oculta. Tiene fama de duro lo que apuntó lueguito que arribó al cargo. Sus primeras declaraciones acerca de los asuntos que se ventilan en el Partido (de) Acción Nacional, no dejan lugar a dudas sobre la vertiente con la que está identificado, que es la ultraderecha mexicana. Al referirse a la renuncia de Tatiana la satirizó, con un estilo de decir las cosas que enseñan que no conoce la conciliación, hombre de pocas pulgas, apuntando que no hará falta pues a cada semana entran de mil a mil quinientos nuevos militantes.
Por otro lado, no gustó la determinación adoptada por la diputada federal panista Tatiana Clouthier Carrillo que se da de baja del blanquiazul para no ser cómplice, dice, tanto de la dirigencia de su partido político como del Gobierno que encabeza Vicente Fox, a los que acusa de haber o estar convirtiendo ese organismo en una mala copia del PRI. Hasta donde estoy enterado hubo una resolución de los consejeros para escoger al presidente del Comité Ejecutivo Nacional. El arreglo a que se refiere, después de afirmar que no es delegada, ni consejera en su partido, ni vota, se hizo según se desprende de su declaración de que se tomó la decisión de que fuera Manuel Espino en un lugar peor que en Los Pinos, -¿dejó entrever que se hizo en las oficinas de la esposa del presidente?-. ¿Y eso qué? Me pregunto. Si quienes votaron se dejaron manipular, pues ahí está el quid del asunto, no son niños de pecho a los que se pueda obligar a votar en uno u otro sentido, ¿o sí? Dimitir a su permanencia en el PAN me parece asaz cuestionable. Como lo fue la retirada política de Carlos Medina Plascencia que de plano resultó derrotado en la contienda por acceder a la presidencia del PAN. Si se está incendiando la casa, el correr lejos salva el pellejo propio, pero no apaga el fuego.
En su carta de renuncia señala que en su partido, lo que la decidió a ingresar, es que había el proyecto de democratizar a México y llegar al poder para servir a los ciudadanos. Señala que el bien común estaba por encima de los intereses particulares de personas y de grupos. Eso quedó atrás, añadiendo que en la actualidad se está buscando más el poder por el poder mismo. Con cierto humor punzante se refiere a que el PAN se sacó al priista que, se dice, todos los panistas llevan dentro. Y dijo muchas otras cosas que la motivaron a salir. Lo llamativo de este asunto es que Luis H. Álvarez coincide con la hija de Manuel J. Clouthier, indicando que el proceso estuvo viciado y sesgado con actos que en nada corresponden a las normas de transparencia que han caracterizado al partido a lo largo de su historia. Es, no cabe la menor duda, la opinión de uno de los más respetables miembros de ese partido al que no se puede acusar de dobleces y a quien se puede calificar de santón del panismo pues se trata de una persona entrada en años, con gran autoridad moral dada su limpia trayectoria, que años atrás figurara como candidato del PAN a la Presidencia de la República, habiendo ocupado posteriormente la dirección de su partido. Agregó, que no importa quién está al frente del partido pero sí cómo se accede a ese cargo y cuáles fines se persiguen.
La nobleza e ingenuidad que estimulaba a los panistas de antaño se trastornó una vez que obtuvieron el poder en el año 2000, abriéndose la puerta por la que se colaron las ambiciones. Los que creían, denuncia la diputada Clouthier, que se conservaba la pureza de ideales en el partido que fundó Manuel Gómez Morín, se equivocaban pues, hoy por hoy, existe una rebatinga para obtener posiciones, quedando abandonados a la orilla del camino los principios, el debate de ideas y el rumbo que aspiraba alcanzar el bien común. De ser cierto que, esto de la sucesión en el PAN, se gestó en umbríos jardines de la residencia presidencial de Los Pinos, serían malas noticias para la democracia en esta República. En fin, la realidad es abrumadora, aunque sus dirigentes rechacen que haya peligro de una fractura partidista, lo que se ve no se pregunta: hacia adentro de esa agrupación existe una crisis que bien puede generar un cisma. Lo lamentable, para la vida política del país, es que se estaría anunciando una batalla campal, doctrinarios contra pragmáticos, todos contra todos. Qué pena.