DIAGNÓSTICO | LA ECONOMÍA ESTRUCTURADA EN PUNTO DE QUIEBRA.
Las actividades informales constituyen una válvula de escape para la presión social.
El Siglo de Torreón
(Primera de cinco partes)
Comarca Lagunera.- Ante la debilidad de la economía estructurada en nuestro país, que encuentra en el desempleo una de sus expresiones más graves, el ambulantaje, la “piratería”, las remesas e incluso el narcotráfico se han convertido en el modo de vida de millones de personas. Diferentes voces señalan que el modelo económico actual ha agravado el problema de la pobreza, de ahí que estas actividades ilegales sean para muchos la única opción para el sustento diario.
En México alrededor de seis millones de familias dependen de la economía subterránea, lo que representa algo así como el 50 por ciento de los trabajadores afiliados al Seguro Social (13 millones de personas). Académicos, políticos, empresarios y representantes de la Iglesia católica, sostienen que gracias a la economía informal se ha evitado que México sufra un estallido social.
“Si de repente la economía informal desapareciera aun sin contar con esquemas de oportunidad y desarrollo para los millones de mexicanos inmersos en esta actividad, el país enfrentaría serios problemas sociales, de desintegración y de violencia”, advierte el delegado de la Secretaría de Economía en Coahuila, Edmundo Gómez Garza.
El funcionario considera que al menos en las circunstancias actuales, pensar en que el comercio informal y la “piratería” -por citar sólo dos ejemplos- desaparecieran, suena más bien a una utopía. “Por supuesto que la inexistencia de la economía informal, en todas y cada una de sus variantes, sería la panacea no sólo del Gobierno, sino de los mexicanos en general, sin embargo no es posible cortar esto de tajo”, afirma el funcionario federal.
Con esta opinión coincide el obispo auxiliar de la Diócesis de Durango, Juan de Dios Caballero, quien señala: “ese trabajo, aunque no sea lícito ni bueno, está evitando un estallido social, está deteniendo a la gente. Pero ese fenómeno que pasa ahora no es una garantía de que vaya a evitar el estallido social siempre, porque las cosas pueden llegar a un punto culminante”.
La autoridad religiosa expone que si las personas no se dedicaran a este tipo de actividades mucha gente no tendría ni una casa. “Sufriría hambre, quizá hasta moriría. No podría hacerle frente a las enfermedades tampoco y, entonces, otra cosa que podría suceder es que estas personas se dedicaran a robar y a matar, porque si no tienes ese trabajo y ningún otro, pues de morirse de hambre a robar elegirían lo segundo, que no se justifica pero se hace”, advierte.
| DIAGNÓSTICO | LA ECONOMÍA ESTRUCTURADA EN PUNTO DE QUIEBRA |
EL PAN DE CADA DÍA
El rector de la Universidad Juárez del Estado de Durango, Rubén Calderón Luján, asevera que un hombre desempleado y con una familia qué alimentar, qué vestir, qué educar y muchas veces qué curar, es una persona desesperada.
“Cuando estos hombres forman legión como es el caso de México, donde según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de cada 100 empleados, 62 se localizan en el sector informal, el peligro está latente. Ya que si esta masa social no encuentra trabajo, indudablemente estará dispuesta a participar en revueltas y actos violentos, no sólo contra el Gobierno, sino también contra las personas que ellos consideran ricos”.
Rubén Calderón Luján señala que la delincuencia individual en delitos patrimoniales y la delincuencia organizada, es una forma de guerra civil.
“Quien no la quiera ver así es porque carece de sentido histórico o tiene intereses en ocultar la realidad de las cosas. Si tenemos memoria, recordemos que las actividades informales, el auge tremendo del narcotráfico y la delincuencia organizada son consecuencias directas del neoliberalismo”.
Por su parte el presidente municipal de Durango, Jorge Herrera Delgado, sostiene que las actividades informales son un mal necesario, ante la escasa capacidad de generación de empleo que ofrece el país y afirma que son un modelo económico que sigue la gente para poder sobrevivir.
Explica que no es que se evite un estallido social con el comercio informal, sino que es solamente una condición generada por la falta de empleo, pero el fomento en sí de estas actividades también provoca violencia e inestabilidad social.
También para Rosario Castro, alcaldesa de Lerdo, la informalidad es un mal necesario. Dice que es una realidad que no se puede negar, por el contrario, hay que aceptarla y buscar las alternativas para cambiarla.
En Lerdo hay 415 vendedores informales, de los cuales 137 se encuentran censados y trabajan en el primer cuadro de la ciudad como: en el parque Guadalupe Victoria, Plaza Principal, plazuela Benito Juárez y Mercado Municipal. Sin embargo, mientras el Ayuntamiento no pueda ofrecer alternativas a los ambulantes, no serán retirados del primer cuadro de la ciudad.
“No puedo hacerlo, ¿cómo quito a una mujer que vende tamales en la calle para curar a su hijo enfermo de cáncer?, primero les tenemos que dar alternativas como microcréditos para que instalen sus negocios en sus propias casas”.
Y añade: “mientras no tengan esas alternativas será muy difícil, lo que estamos buscando es no aumentar el ambulantaje sino controlarlo, regularlo y ordenarlo en algunos puntos de la ciudad; soy una alcaldesa lerdense y no los puedo quitar, no puedo lastimar de esa manera a las familias que dependen de esta actividad”.
El diputado federal del Partido Acción Nacional por Durango, Bernardo Loera Carrillo, está convencido que las actividades informales o ilegales evitan un estallido social: “debido a que son válvulas que propician que la presión social salga, ya que estas actividades se llevan por herencia y se presentan en la sociedad para buscar salidas sólidas para su bienestar”.
“Si no hubiera actividades informales -indica el diputado albiazul- el Gobierno, hablando tanto del Poder Ejecutivo y el Legislativo, estaría obligado a encontrar alternativas para poder subsidiar a la población que se ve obligada a realizar labores ilícitas y por lo tanto, deberá buscar que estén dentro de la Ley”.
Aunque acepta que gran parte de la población se sostiene de actividades informales, Octaviano Rendón Arce, alcalde de Gómez Palacio, considera que la desaparición de estas fuentes de ingresos no desencadenaría en un problema social grave. Con una visión mucho más localista, señala que “el problema del Municipio no es para tanto, yo lo veo mil veces más grave de problemas de desesperación en el campo, hay una desesperación derivada de la falta de economía, de la falta de fuentes formales de trabajo”.
Sin embargo, el presidente municipal comenta que le da tristeza ver que afuera de los domicilios particulares de las colonias de clase media baja, las familias tienen que vender gorditas, tortillones, lonches, enchiladas y comida en general para poder tener un ingreso.
LOS PROMOTORES
Para el presidente del Desarrollo Industrial Las Américas de Torreón, Carlos Delgado, el Gobierno es el principal promotor de las violaciones a la Ley, porque no facilita ni poner un “changarro”, así como tampoco un negocio mayor. Al mismo tiempo fomenta la evasión de impuestos porque no modifica la base de contribuyentes y la carga se concentra en los mismos.
Carlos Delgado considera que es una “ilusión” imaginarse un país libre de vendedores ambulantes, o suponer qué problemas sociales pasarían con comunidades enteras, si los miles de mexicanos que trabajan en Estados Unidos dejaran de mandar sus remesas de dólares.
Por su parte el secretario de Finanzas de Coahuila, Javier Guerrero, reconoce que México tendría muy graves problemas e inclusive con riesgo de estallidos sociales, de no recibir el beneficio de miles y miles de connacionales que envían mensualmente sus remesas de dólares.
Javier Moreno Padilla, presidente de la Comisión de Seguridad de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), considera que el desaparecer de la noche a la mañana los comercios informales no es una salida real para el país, sin embargo, reconoce que el hecho de que sean sólo unos pocos quienes sostienen al país por vías formales, sólo viene a desalentar la inversión productiva.
Plantea que es difícil imaginar a la economía mexicana sin actividades informales, las cuales generan una derrama importante de recursos que no capta la autoridad vía impuestos directos, opina que eliminarlos implicaría un desdoblamiento del mercado, es decir al reubicar a los vendedores a locales especiales, en pocos días aparecerían en las calles puestos de discos, ropa o juguetes.
Cuauhtémoc Martínez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), reconoce que los sectores productivos y el propio Gobierno han implementado acciones concretas, pero aisladas para combatir la informalidad, por lo que considera relevante una participación conjunta hacia un mismo objetivo, reorientando esta actividad ilícita a una licita.
SÓLO PARA SOBRELLEVAR
El diputado federal por Coahuila, Eduardo Olmos, sostiene que México es un país sumido totalmente en la informalidad e ilegalidad, derivado además de la falta de oportunidades de empleo para miles. Por este motivo enfrenta un riesgo de quebrantamiento en su paz social, si no existieran los elementos ya mencionados, incluyendo el narcotráfico, el contrabando de automóviles y la actividad de los mexicanos en el extranjero.
“Vienen a ser pues sostén de una economía, caracterizada por el más completo desequilibrio y la falta de diálogo entre el mismo presidente Fox, quien imagina a un México color de rosa”.
Por su parte, el gobernador de Durango, Ismael Hernández Deras, argumenta que las actividades informales son una alternativa real, frente a la insuficiente capacidad de nuestra economía para generar empleos formales bien remunerados.
“En ese sentido, debe reconocerse que constituyen una importante fuente de ingresos para personas y familias que, de otro modo, no tendrían opciones de empleo. En ese aspecto, dichas actividades contribuyen a la estabilidad social; sin embargo, debe también subrayarse que la falta de oportunidades y la pobreza no justifican, de ninguna manera, la comisión de actos ilícitos y mucho menos la actuación del crimen organizado en temas tan delicados como la “piratería”, el narcotráfico, el “narcomenudeo” o la comercialización de mercancías robadas. Por eso, es importante distinguir entre las actividades informales que tienen su origen en un marco regulatorio inapropiado (sobre todo en materia fiscal y laboral), de aquellas actividades con un claro sentido delictivo. En el caso de estas últimas, por supuesto que debe aplicarse la Ley con todo rigor”.
En forma coincidente, Ricardo Pacheco Rodríguez, secretario general del Gobierno de Durango, comenta que ante el reconocimiento de la situación del país y de la realidad, de este modo este tipo de actividades informales permite que la gente tenga un ingreso que, de alguna manera, beneficia a las familias.
¿Qué hacer con ellos?
El director del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), Pedro Peralta Chavarría, afirma que las actividades informales o ilegales sí son factores, pero no los únicos, que evitan que en el país se presente un estallido social de grandes proporciones.
Para el investigador de la UJED si los millones de mexicanos no tuvieran la oportunidad de lograr el sustento diario se incrementaría la emigración hacia Estados Unidos -que se calcula alcanza los 400 mil mexicanos cada año-, la delincuencia organizada y el narcotráfico al menudeo.
Considera que la gente se va a buscar oportunidades para sostener a la familia y ciertamente cumple su objetivo que se traduce al año en envíos que acumulan los 16 mil 600 millones de dólares, según datos de 2004.
Por su parte, José Francisco Castro Mancillas, director general de Posgrado e Investigación y Comunicación Institucional de la Universidad Autónoma de La Laguna (UAL), explica que las personas buscan una forma de sobrellevar la situación económica del país y se involucran en actividades de muy baja productividad que le resta potencialidad a la economía en su conjunto.
“Desgraciadamente, las estadísticas son muy imprecisas, pero no podemos dejar de lado que es un contingente muy significativo en nuestro país, muchas de esas personas no solamente son las que están en el centro de la ciudad y en sectores de intenso tránsito, sino en las colonias donde hay una ama de casa que, ante la falta de ingreso, vende nieve o gorditas afuera de su hogar”, manifiesta.
Dice que este tipo de economía ha llegado a existir porque la gente la necesita, si no existiera, las personas buscarían alternativas ante la falta de sustento diario para sus familias, por lo que recurren a este tipo de actividades.
Más allá de la posibilidad de que la informalidad evite un estallido social, para Jorge Verástegui, presidente de Coparmex-Sureste de Coahuila, no existe ningún argumento viable para pensar que el sostenimiento de la economía informal en México tiene un fin social. “Es una cuestión reprobable, porque si estamos buscando sujetarnos a un país de leyes y fortalecer las instituciones tenemos todos que estar sujetos al imperio de la Ley”.
Declara que en el país “no puede haber ciudadanos de primera, ni de segunda” y tampoco cabe el justificar que haya gente evadiendo impuestos y que no esté pagando lo que justamente otros sí están haciendo”.
El gobernador de Coahuila, Enrique Martínez, señala que en un esquema ideal México debe ir hacia la erradicación de fenómenos como el comercio informal, la “piratería” y el narcotráfico, actividades que generan enormes ganancias a quienes las operan. “Ése es un objetivo al que debemos atender, pero si de repente se elimina la economía informal, surge la pregunta sobre dónde va a trabajar toda esa gente que ahora tiene su forma de vida en el comercio informal”.
* En Lerdo hay 415 vendedores informales, de los cuales 137 se encuentran censados y trabajan en el primer cuadro de la ciudad.
* Alrededor de 6 millones de familias dependen de la economía subterránea en México.