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Latinoamérica, 'tierra de esperanza' para Juan Pablo II

Afirman que de Juan Pablo II fue clave para que la Iglesia del subcontinente se percatara de su "vitalidad" .

México, (EFE).- El difunto Papa Juan Pablo II comenzó su Pontificado con un viaje a América Latina, región que se convirtió en una preocupación continua del Sumo Pontífice, al ver en ella la "tierra de esperanza" de la iglesia católica actual.

Para el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y obispo de Texcoco, Carlos Aguiar, el Pontificado de Juan Pablo II fue clave para que la Iglesia del subcontinente se percatara de su "vitalidad" y de sus "muchas potencialidades".

En entrevista con EFE, Aguiar se remonta al primer viaje, realizado por el Papa en enero de 1979, para comentar su llegada a Santo Domingo y a la III Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), celebrada en Puebla (México).

Aquella cita fue decisiva y le dio un "gran empuje" a la relación con los fieles, sacerdotes y obispos latinoamericanos.

Era el momento en que una pluralidad de ideologías habían aflorado en América Latina, sobre todo como reacción a los regímenes autoritarios que había en varios países.

Aquella iglesia popular amparada en la llamada Teología de la Liberación pedía una renovación, pero Juan Pablo II denunció las desviaciones de presentar a Jesucristo como un líder político y tratar de acallar su divinidad.

Aguiar cree que al tratar de alejar a la Iglesia de tentaciones marxistas, el Papa optó por una línea "más eclesial" en las reformas que plantaba el Concilio Vaticano II.

La Teología de la Liberación planteó no pocos problemas a Juan Pablo II, quien se refirió a ella como "esa concepción de Cristo como político revolucionario o como subversivo de Nazaret, que no se compagina con la catequesis de la Iglesia".

"Es muy comprensible una dimensión de desencuentro que fue difícil de comprender en aquel primer momento", recuerda Aguiar, pero defiende la "claridad" con que actuó Karol Wojtyla, quien había vivido el totalitarismo comunista en su natal Polonia.

La Iglesia latinoamericana, en la que hoy viven la mitad de los católicos del mundo, se convirtió a partir de aquel viaje a Puebla en "el continente de la esperanza" para el Papa, "un nombre que le dio a Latinoamérica una identidad dentro de la Iglesia Universal", señala el obispo mexicano.

Este conjunto de países mayoritariamente católicos, que habían sido evangelizados por los españoles, era hasta entonces considerado como una "tierra de misión a la que hay que ayudar", pero desde comienzos de la década de 1980, el mismo Papa comenzó a cuestionar esa perspectiva y a pedir más autosuficiencia.

Al primer viaje se sucedieron otros a países de amplia tradición laica, como Uruguay; y a otros en condiciones políticas difíciles, como Argentina (1982), Nicaragua (1983) y el Chile gobernado por el dictador Augusto Pinochet (1987).

Tampoco ahorró esfuerzos por acercarse a Cuba en 1998, una visita en la que se entrevistó con el presidente de la isla, Fidel Castro, y coincidió con él en que las medidas del embargo de EEUU sobre la nación caribeña son "injustas y éticamente inaceptables".

En todas esas visitas, Aguiar destacó que el Papa las hizo para salir como Sucesor de Pedro "al encuentro de las Iglesias".

Brasil, el país con más católicos del mundo (unos 133 millones), fue visitado por Juan Pablo II en cuatro ocasiones, y también viajó al resto del continente, donde "redescubrió la semilla sembrada con el nacimiento de esta cultura mestiza", surgida del encuentro de lo español y lo indígena.

En el caso de México, un país al que viajó en cinco ocasiones, Juan Pablo II logró el restablecimiento de las relaciones Iglesia-Estado, que habían permanecido rotas durante 127 años, y "dio la posibilidad de que la Iglesia (católica) saliera de las catacumbas", señala Aguiar.

Con el transcurso del tiempo y el avance del Pontificado, la Iglesia de América Latina se convirtió en "autosuficiente" y "misionera", un proceso que inspiró Karol Wojtyla y que progresivamente se ha hecho realidad.

Para el obispo de Texcoco, con esta evolución ya "es posible" que se piense en que un católico latinoamericano podría encabezar la Iglesia católica.

Entre los nombres que más suenan en boca de los expertos y de la prensa están el mexicano Norberto Rivera, el hondureño Oscar Rodríguez, el cubano Jaime Ortega, el argentino Jorge Bergoglio, el venezolano Alfonso López Trujillo, y el brasileño Claudio Hummes.

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