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Les tuvieron miedo

José Santiago Haely

Al interior de México la noticia fue celebrada con bombos y platillos, pero en el exterior fue evidente una vez más la discriminación hacia los mexicanos que viven fuera del país.

La aprobación de la Cámara de Diputados al voto para los mexicanos en el exterior por la vía postal fue sin duda una salida inteligente de los partidos políticos para quitarse de encima el compromiso pactado en campañas políticas.

Sin embargo la nueva Ley o reglamento no incluye a todos los mexicanos que tienen edad para votar por la sencilla razón de que la gran mayoría no tiene credencial de elector ni podrá obtenerla por razones legales y económicas de aquí a julio de 2006.

Vicente Fox en su campaña presidencial de 2000 insistió una y otra vez en la urgente necesidad de legalizar el voto en el exterior. Lo mismo hizo el PRD consciente de que esos votos habrían de favorecer a los partidos de oposición y especialmente a la izquierda mexicana.

Por lo mismo este tema nunca ha entusiasmado al PRI. En 2000 los votos de mexicanos del extranjero habrían sido para el PAN y el PRD lo que habría incrementado el margen de votos de Fox con respecto al entonces candidato priista Francisco Labastida.

Pero ahora las simpatías de los paisanos están más cerca del PRD y lejos del PAN y el PRI, de acuerdo a recientes encuestas.

La razón es obvia: el Gobierno de Fox no convence y los pre-candidatos del PRI menos.

En cambio la figura de Andrés Manuel López Obrador ha crecido y es muy probable que sea el candidato con mayor número de votos de los mexicanos en el exterior.

Por ello los partidos PAN y PRI le sacaron la vuelta a una Ley que permitiera votar a todos los mexicanos mayores de edad que residen en el extranjero, particularmente en Estados Unidos en donde suman más de diez millones los nacidos en México y otros quince millones más con derecho a la doble nacionalidad.

Con la aprobación por la vía postal se abre la posibilidad apenas a cuatro millones de paisanos que supuestamente tienen credencial vigente del Instituto Federal Electoral, pero ya veremos realmente cuántos se animan a realizar el engorroso trámite de solicitar por la vía postal la boleta electoral para después enviarla en fechas muy precisas.

Un amigo que tiene veinte de años de residir en California comentaba que no piensa tramitar la credencial electoral y menos votar por correo por la sencilla razón de que teme ser fiscalizado por las autoridades de Hacienda en cuanto a sus ingresos en el extranjero.

Otro migrante mexicano mencionó que seleccionar el sistema postal para votar en México fue ridículo por su conocida ineficiencia. ¿Quién puede asegurar que los votos llegarán en el tiempo requerido así como la confidencialidad de los mismos?

Tampoco se permitirán las campañas publicitarias en el extranjero lo que es un contrasentido, simple y sencillamente porque a Estados Unidos, América del Sur e incluso Europa llegan con profusión las señales de televisión y radio mexicanas.

La no autorización de las campañas políticas fuera de México es una medida comprensible, aunque sin publicidad directa ni presencia física ¿cómo podrán los candidatos darse a conocer en forma efectiva?

En suma los partidos políticos escogieron el camino fácil de cumplir un compromiso político mediante una Ley que limita y complica el voto a los mexicanos en el exterior.

Peor es nada, dirán algunos compatriotas, pero otros estarán de acuerdo en afirmar que una vez más se pagó con migajas el respaldo económico de los mexicanos en el extranjero.

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jhealy@diariolatino.com

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