Parece que las plegarias fueron escuchadas y la liberación del técnico de Cruz Azul, Rubén Omar Romano, es un hecho consumado.
El miércoles, un grupo de la Agencia Federal de Investigación (AFI) irrumpió en una casa de seguridad por el rumbo de Iztapalapa y logró el rescate, además de la detención de siete integrantes de la banda.
Las primeras imágenes televisivas nos mostraron a un Rubén Omar barbado, visiblemente delgado, demacrado pero con buen estado de salud, como se reflejó en la conferencia de prensa ofrecida al día siguiente.
La familia Romano debe haber sufrido un verdadero infierno ante la incertidumbre sobre el paradero y estado de salud del estratega argentino, sin embargo, la fuerza moral de sus integrantes y el apoyo prácticamente de todo el país, permitió el feliz desenlace de este indignante suceso.
También es de resaltar la labor de la AFI, pues en un principio se habló de que jamás hubo denuncia de por medio debido a que la familia del secuestrado pedía discreción para poder negociar, no obstante, la autoridad jamás dejó de investigar y se apuntó una victoria al rescatar a Rubén sano y salvo, y además, detener a los delincuentes.
Aun así, la reflexión que deja este infortunado suceso es que el secuestro sigue siendo una realidad en nuestro país, que siguen quedando impunes una cantidad importante de estos delitos y que aquellos seres humanos anónimos que carecen de notoriedad tienen que rascarse con sus propias uñas, comiéndose la rabia y tragándose la impotencia de un ilícito que apresa a la persona pero que le roba el alma a toda su familia.
En lo futbolístico, a 65 días de su privación de libertad, Rubén Omar Romano encuentra a un equipo embalado, con una idea concreta de lo que quiere hacer en la cancha, unido y en la punta de la clasificación general. Seguramente él puso las bases de lo que hoy es Cruz Azul pero es un hecho que los jugadores han respondido como profesionales y que el técnico interino, Isaac Mizrahi, ha hecho bien la tarea.
La Máquina recibe a Dorados en partido de la jornada nueve, y la semana que entra, con jornada doble incluida, puede hacer que pite con fuerza rumbo a una clasificación anticipada.
Esta experiencia ya la vivieron la temporada pasada y la cruda de estar en la liguilla con tanta antelación relajó al equipo y sentenció su eliminación. Rubén Omar Romano deberá prever esta situación y ponerle remedio aprendiendo de los eventuales errores cometidos en el campeonato pasado.
Por lo pronto, para la familia Romano, para jugadores, cuerpo técnico y directiva de Cruz Azul, para la afición celeste y para la sociedad mexicana, muchas felicidades por haber recuperado a Rubén Omar.
Y para el entrenador injustamente tenido en cautiverio por más de dos meses, el deseo de pronta incorporación al banquillo celeste y la capacidad de guardar la experiencia como un mal sueño. Bienvenido a la liga, Rubén.
