Durango

Liberan a 10 menores internos del COOMI

Egresados coinciden en que la experiencia vivida les ayudará a no recaer jamás

El fin de clases llegó y, asimismo, para diez internos del Centro de Observación y Orientación de Menores Infractores (COOMI) que obtuvieron la tan ansiada libertad.

Algunos de los jóvenes internos vistieron su tradicional uniforme color caqui, pero otros portaron un traje para conmemorar que concluyeron su periodo escolar.

Su graduación no fue similar a la ocurrida en el exterior. Sus parientes y amigos antes de llegar a darles su abrazo de felicitación tuvieron que ser revisados por los custodios y para algunos de los escolares el momento fue muy triste porque sus padres no compartieron ese instante de su existencia.

Vuelve a la vida

Eusebio fue uno de los afortunados de terminar su estancia en el COOMI. Aunque comentaba que se sentía feliz, su rostro era inexpresivo. Apenas tiene 16 años y es el más chico de una familia numerosa, pues tiene ocho hermanos, pero presa del alcohol decidió robar en una casa-habitación al lado de un amigo.

Narra que decidió asumir la responsabilidad del asalto. Proveniente de El Salto, Pueblo Nuevo, dice que desde los 14 años ingiere bebidas alcohólicas y pasó seis meses encerrado.

Sólo vive con su madre, ya que su progenitor habita en Sinaloa desde hace cuatro años. Señala que las malas compañías ejercieron una influencia negativa en su comportamiento, fueron los que lo indujeron en el vicio de la bebida.

Eusebio estaba solo en la ceremonia de graduación y antes de que iniciara el acto platica que había dejado de estudiar y que en el COOMI tuvo esa oportunidad; por eso, se sentía satisfecho por consumar su educación secundaria.

Quien sí demostraba su alegría por poder integrarse a la sociedad era Nancy, una jovencita de 14 años que ingresó al Centro el 21 de octubre del 2004.

La adolescente, al igual que Eusebio, se vio envuelta en la adicción a las bebidas embriagantes. El motivo por el que fue remitida a esta institución fue robo y, además, se dedicaba a la vagancia.

Justifica su actitud por el ambiente hostil que prevalecía en su hogar. Apunta que sus padres toman mucho, en especial los fines de semana y con eso vienen los maltratos.

Ella cuenta que su madre se la pasaba gritándole al igual que a sus hermanos; en ocasiones, también les daba golpes, así que decidió irse de ese lugar poco agradable en compañía de unas amigas.

Nancy tuvo su primer contacto con el alcohol a los nueve años de edad. Veía a sus padres consumirlo y entonces su curiosidad le ganó. Estudió hasta segundo de secundaria y se dedicó a trabajar. Vivía en un hotel y luego cometió un robo a su patrona, despojándola de dos mil pesos.

Pero Nancy ahora tiene una nueva oportunidad que no piensa desaprovechar. Aún no sabe a ciencia cierta qué hará con su vida, pero quiere un futuro mejor. Por su parte, Eusebio está indeciso, quiere prepararse académicamente pero, asimismo, analiza la opción de hacer una carrera en el Ejército.

Ambos jóvenes así se despidieron del COOMI. Coinciden en declarar que el trato que recibieron fue bueno, que en verdad les ayudó. Los dos desean no volver atrás, pero están conscientes de que el contexto en el que les tocó nacer no es el más sencillo de enfrentar.

ALGUNOS PERCANCES

A marchas forzadas concluyeron el ciclo escolar los internos del Centro de Observación y Orientación de Menores Infractores (COOMI), pues en un tiempo considerable se careció de maestros que les impartieran las clases, reconoce Gabriela Avelar Villegas.

La Directora del COOMI explica que rescataron el año escolar luego de que fueron comisionados los docentes por parte de la Secretaría de Educación del Estado de Durango. En total, entregaron ocho certificados de primaria e igual número de secundaria.

?En esta ocasión hay algunos que debido a que presentaron muy buen comportamiento y tuvieron buen aprovechamiento escolar se les dieron algunos puntos y por lo tanto son entregados a sus padres?, platica.

La funcionaria estatal expone que han implementado un nuevo programa, a través del cual los niños deben hacer ciertas actividades para lograr puntos a favor, o bien, si su conducta no es la apropiada, en contra.

?Este programa lo propuse al consejo tutelar y tiene muy buenos resultados. El comportamiento se califica en el área pedagógica, en psicología, trabajo social y la conducta que tienen con los custodios y entre compañeros. Cada semana nos pasan un reporte de cada uno de los menores y llevamos un control?, especifica.

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