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ROMA, ITALIA.- El Papa Benedicto XVI rezó ayer por ?nuestros queridos difuntos?, entre quienes citó a su predecesor, Juan Pablo II, y llamó a mirar al ?misterio de la muerte? con ?serenidad y esperanza?. En el día que la Iglesia Católica recuerda a los difuntos, el Pontífice pidió a los feligreses ver a la muerte ?iluminados por la fe?.
?Después de la fiesta de Todos los Santos, la liturgia nos invita a rezar hoy por nuestros queridos difuntos?, declaró Benedicto XVI ante unas 30 mil personas reunidas en la plaza de San Pedro en el Vaticano para la tradicional audiencia general de ayer miércoles.
Dijo que ?los justos, con su conducta moralmente intachable, rechazando toda injusticia e inmoralidad, temen al Señor, reconocen su trascendencia y se adhieren con confianza a su voluntad, en la esperanza de encontrarlo después de la muerte?. El Papa, quien comentó ayer el Salmo 111 titulado ?Beatitud del hombre justo?, llamó a ?seguir el camino de una conducta moralmente intachable, contra toda alternativa de éxito ilusorio obtenido a través de la injusticia y la inmoralidad?.
?No debemos tener miedo de la muerte, porque el Señor nos dice cómo vivir en la serenidad y cómo encontrar la felicidad?, acotó Benedicto XVI, quien además acudió ayer a rezar a las Grutas Vaticanas ante las tumbas de los Papas y recordó a Juan Pablo II.
?Recordamos a Juan Pablo II. En el aniversario de su ordenación sacerdotal y de su onomástico, damos gracias a Dios por los frutos de la vida y del ministerio de este Siervo de Dios?.
Sea alabado Jesucristo?, enfatizó.
Masiva celebración
Alrededor de medio millón de personas visitó el cementerio ?Nueva Esperanza? de Lima, uno de los más grandes de Perú, para rezar ante las tumbas de sus parientes fallecidos, acompañados de cerveza, bailes y música.
El ?Día de los Santos?, que se celebró ayer en Perú, fue aprovechado por los limeños para visitar a sus seres queridos en este cementerio de 64 hectáreas de extensión, en el distrito de Villa María del Triunfo de la capital.
Nicaragua vivió ayer una fusión de solemnidad religiosa y cultural que simboliza un acto de unión entre los vivos y sus seres queridos ?en el más allá?, en la celebración del ?Día de Muertos? que se trasladó de México a este país.
Una muestra de un altar mexicano, con ofrendas con comidas, cigarros, tequila, flores, papel picado, calaveras de azúcar, velas, frutas, pan y otros platillos que gustaban al difunto permanece desde la noche del lunes en una sala del capitalino Banco Central.
Los salvadoreños asistieron a actos litúrgicos y a los distintos cementerios para recordar a sus seres queridos que han muerto en un ambiente de mucha tradición y fervor religioso al conmemorarse el Día de los Fieles Difuntos.
Familias enteras que residen en esta capital iniciaron desde el martes una migración hacia los pueblos del interior del país para honrar a sus muertos, llevarles flores, coronas, velas y sobre todo para recordar a sus finados.