MÉXICO, DF.- Fue el joven portero, Guillermo Ochoa, quien puso el ejemplo. Sin titubear, afrontó a la nube de cámaras y micrófonos que aguardaba a la Selección Mexicana de futbol Sub-20 en los pasillos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
El resto del equipo trató de abrirse paso entre la multitud. Enfundados en pants negros que en otro instante harían hablar de elegancia, parecían ahora simbolizar una señal de luto deportivo, tras la inesperada eliminación al Mundial de la especialidad en Holanda.
Rostros asustados, inseguros. Voces entrecortadas, casi imperceptibles. Directivos ausentes...
Jesús Galindo Zárate, miembro del Consejo Nacional, huyó ante el acoso reporteril. "Ahorita les van a ofrecer una conferencia de prensa", se disculpó, sin detener el paso. ¿Y Alberto de la Torre? Al presidente de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) sólo se le ubicó en Guadalajara, Jalisco, lejos del bochorno que sofocó a los futbolistas durante su arribo a México.
Por ahí, el tibio "¡Hugo, Hugo!" que atrevió un grupo de maleteros se apagó entre los apretones y preguntas que confundieron a los inseguros chamacos, aún con la frustración a cuestas. Días atrás, en la misma terminal aérea, pocos recordaron que había una selección Sub-20 o que viajaba al premundialito a celebrarse en Honduras.
También la memoria olvidó los antecedentes en suelo hondureño. Voces hostiles que golpearon al odiado "Gigante de la Concacaf", arbitrajes tendenciosos, rechiflas contra el himno, serenatas para "velar" el sueño tricolor. "Te das cuenta de la animadversión y lo que hay alrededor de la parte deportiva. Así es, así ha sido y así va a ser. Es triste que estemos fuera, pero también nos debe motivar porque seguimos siendo referente. Nos tiene que dar ánimo y fuerza, porque no podemos bajar los brazos", argumentó Guillermo Cantú, flamante director de selecciones nacionales.
Y, al regreso, el golpe mortal lo asestó la crítica que no perdona, coronado por la inmediata aceptación de la renuncia de parte de la temerosa FMF. "En lo personal ?dijo Humberto Grondona, técnico de la Sub-20? estoy muy triste. Sólo yo sé cómo estoy por dentro, porque es la primera vez que me pasa. Cuando se gana está todo bien y no hay tanta gente como ahora".
Cantú respiró a raíz de la partida de Grondona. Hasta entonces descubrió que era el técnico el flanco de tantos reflectores.
Y después coincidió en la necesidad de "establecer comunicación en todas las divisiones", para evitar -quizá- deslindes como el de Ricardo La Volpe.
¿Y qué directivo supervisó el trabajo de Grondona? - ¿Quién supervisó? Pues mira, la idea es ir observando más de cerca... -concedió Cantú.