El Siglo de Torreón
Torreón, Coah.- Perderle el miedo a las llamas es cuestión de tiempo. Eso dice Ricardo Zamora Sosa, quien tiene 15 años trabajando en el Cuerpo de Bomberos y en donde siempre hay que estar alerta las 24 horas de los 365 días del año.
A lo largo de 15 años, Ricardo ha participado en todo tipo de rescates: incendios, fugas de amoniaco, explosiones, accidentes automovilísticos, ahogamientos. Dice que los bomberos a todo se acostumbran, menos a ver morir a la gente.
El padre de Ricardo fue comandante del Cuerpo de Bomberos durante 40 años, y asegura que ahora sabe lo que sentía él cuando se iba a trabajar: la incertidumbre de no saber si volverá a ver a sus hijos, pero por el orgullo de salvar vidas y de ayudar a la ciudadanía, vale la pena el riesgo.
-Sufrí una quemadura de segundo grado en un curso que nos dieron hace tres años en Guadalajara, me quemé la pierna derecha, así es esto, son gajes del oficio, cuando era niño y veía que mi papá se iba a trabajar me sentía muy orgulloso de él pero siempre tenía miedo de no volverlo a ver con vida.
En el Día del Bombero, Ricardo comenta que nunca sale de su casa sin que sus hijas y su esposa le den la bendición: ?mi padre siempre me hablaba de los riesgos pero a mí me gusta, también mi hermano tiene 20 años en este oficio?.
Ricardo es padre de dos hijas: Candelaria y María de los Ángeles, de cinco y cuatro años de edad respectivamente, a quienes el hecho de ser mujeres no les impide soñar con algún día pertenecer al Cuerpo de Bomberos, incluso, en ocasiones, la niña mayor lo acompaña a trabajar.
-Hay cosas muy difíciles que nos toca ver, la primera que me tocó fue cuando un grupo de jóvenes chocaron en una madrugada, el carro se incendió y nosotros tratábamos de apagar las llamas, cuando lo logramos nos dimos cuenta que el chofer estaba adentro y que había muerto calcinado.
En ocasiones siente que la ciudadanía no valora lo suficiente su trabajo, sobre todo cuando la emergencia se debe atender en las horas ?pico?. Y es que el ruido de la sirena es ignorado por algunos automovilistas.
-Por un minuto que lleguemos tarde puede morir una persona. Me da tristeza que haya conductores que les gusta llevar la música a todo volumen y como traen los vidrios arriba, no escuchan la sirena y reaccionan hasta que la gente les hace una seña.
Y mientras los automovilistas tardan en abrirle el paso a los camiones del Cuerpo de Bomberos, la gente que solicitó ayuda los recibe molesta porque creen que tardaron a propósito: ?a algunos compañeros les ha tocado que los reciban a pedradas, eso sucedió en la colonia Francisco Villa, afortunadamente llegó una patrulla, por eso tenemos que explicarle a las personas que tuvimos problema con el tráfico?.
A pesar de estar expuesto a todo tipo de riesgos, Ricardo asegura que seguirá trabajando en el Cuerpo de Bomberos, pues la satisfacción de salvar vidas no tiene comparación: ?somos héroes anónimos, ojalá que la gente valore más nuestro trabajo porque nosotros ya hasta perdimos la cuenta de a cuántas personas hemos ayudado?.