Con cariño y en memoria a Demetrio Vallejo y
Valentín Campa,
verdaderos líderes
Por esta ocasión no hablaré de Jorge Negrete o Pedro Infante ídolos del cine nacional y charros por excelencia, sobre todo Jorge, tampoco del otro buen embajador de la fiesta charra mexicana Antonio Aguilar o del clásico representativo charrito de Pemex, aquel patizambo que en todos los productos de esta paraestatal venía dibujado, otro charrito representativo fue “Chema Picot” en el cancionero del mismo nombre y que antaño esta sal estomacal regalaba.
Así que los aficionados a esa fiesta nacional como es la charrería que me dispensen porque a los charros que hago referencia son los líderes sindicales, ese deplorable sindicalismo nacional que sólo ha propiciado la incertidumbre en la producción nacional y mantiene a muchas empresas siempre en el filo de la navaja por lo nefasto de sus organizaciones y la muestra es que en pocos años del número tres como país predilecto para inversiones extranjeras, nos fuimos hasta el número 14, gracias en parte al sindicalismo charro e ineficiente que se practica.
El pastorear mansos borregos ha sido la costumbre de cientos de vividores que se autonombran luchadores sociales contando en la mayoría de los casos con la ayuda gubernamental, el caso de los profesores (SNTE), donde para variar la cuota ya viene descontada en el cheque y como están las cosas es el sindicato de maestros quien da el sí para que entre a trabajar al sistema educativo nacional (SEP) por eso, en parte el ser clasificado entre los últimos lugares del mundo en aprovechamiento de nuestros niños y jóvenes es obvio.
Existen luchadores en todos los sindicatos pero en México ese día esta lejano, más aún en donde se ve la verdadera antidemocracia, inclusive en algunas organizaciones como en la de los mineros se hereda el puesto, el caso de Napoleón Gómez Sada (fallecido) y por más de cuarenta años al mando de los mineros le heredó a su cachorro Napoleón Gómez Urrutia el puesto y sin ser minero ¿cómo la ven mis cuatro lectores?
El caso de Francisco Hernández Juárez con los telefonistas se adueñó del sindicato y cada dos o tres años cuando a él se le antoja llama a elecciones y sólo hay un candidato ¡le atinaron! el mismo sinvergüenza de Hernández como único participante, obvio gana; Joel Ayala con la FESSTE es otra mafia con muchas familias. En los estados cada organización es una copia al carbón de la nacional, el caso de Coahuila con Tereso Medina en la CTM y la CROC con Reyes Blanco, es sólo un botón de la tribal mercería sindical estatal y nacional.
El corporativismo fue el fiel que le dio el triunfo por setenta años al PRI, la CTM el lienzo charro más grande del país, con coleadero, toriles y varias mangas etcétera, donde caben todas las organizaciones, los pequeños lienzos habidos y por haber, sus líderes son buenos para dar el paso de la muerte, son los mejores jinetes pues nunca se caen, saben echar manganas, amansar empresas brutas y dóciles y si el charro mayor muere ya tienen listo quien ocupará la montura del manso mulo llamado CTM, cuando falleció el sempiterno Fidel Velázquez, Leonardo Rodríguez Alcaine se puso el sombrero y como dice un cetemista lagunero “La Güera Alcaine”, seguirá los pasos de don Fidel y no hará mal papel al frente de la CTM, el charrismo en su máxima expresión sin duda y capaces de venderle el alma al diablo en defensa de su líder.
Romero Deschamps líder de los petroleros no canta tan mal las rancheras, la paraestatal en manos de un gángster que comanda la mafia compuesta por líderes y familias gubernamentales, lo mismo pasa en el sindicato de los electricistas (CFE). Al líder de los desaparecidos ferrocarriles (ferrocarrileros) que inclusive se le tilda de asesino por sus contrarios y qué decir del líder del Seguro Social (IMSS), Roberto Vega Galina; los más sobajados sin duda son los profesores con el SNTE, el caso de los pobres campiranos nacionales con don Heladio Ramírez en la CNC, una de las organizaciones más entreguistas y corruptas del sistema, en otras palabras y hablando en el argot charril campirano: “Donde caiga el mecate, no hay a cuál irle” y la verdad ninguno de estos monifatos perversos es el menos peor y más cuando en una época estos entreguistas defendían a las empresas (empresarios) ahora les resulta más pingüe el negocio de amafiarse con el Gobierno y vivir en eterno romance y alegre contubernio importándole un bledo los logros del trabajador o del obrero.
Inclusive en México se inventó otro aparato burocrático defensor de los obreros llamado “Junta de Conciliación y Arbitraje”, el tianguis judicial más grande del mundo.
En México sería de mucho provecho desechar tanta miasma y (ente viviente) quitarnos el estigma del charrismo sindical, porque ante un panorama nada alentador con el desempleo galopante y las graciosas huidas de las transnacionales, el sindicalismo en nuestro país está en retroceso. En cualquier otro país, aun en los del quinto mundo al que pertenecemos y ante un incremento de $2.50 (4.5 por ciento) como el que se “elevó” al salario mínimo, por menos de eso, millones de obreros y asalariados saldrían a protestar a las calles.
En fin, tenemos lo que merecemos, líderes vacilantes y postizos, líderes hechos de rebote y no en la lucha laboral, con referencias desvergonzadas, trinqueteros, mangoneadores, con desahogo y voracidad de enriquecimiento, siempre metidos en un saco de infamias y lo peor traidores a quien bien o mal se deben.
En la CTM es por costumbre eternizar a los líderes en cada región se da el caso, repiten muchos periodos, algunos seniles y más que de lucha son de respeto y lástima. Y como dice un amigo de Lerdo, Durango: Serán muy charros estos líderes pero muchos ya no florean la reata. ¿Será?
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