Uno a uno van llegando. Ellos son los afortunados que formarán parte del Gabinete de Moreira. Gran expectación ha generado el conocer sus nombres. Con cada nueva designación va alimentándose a cuentagotas nuestra curiosidad.
Conforme pasan los días, mi nerviosismo aumenta, pues estoy seguro que el éxito de la próxima Administración Estatal dependerá del equipo de Gobierno. No dudo de la capacidad de Humberto Moreira. Por algo resultó electo de una manera tan abrumadora. Pero ni siquiera el talento de un Bill Clinton es suficiente como para gobernar en solitario. Por tal motivo debe poner especial cuidado a la hora de elegir a sus colaboradores.
¿Quién se encargará de la SEP? ¿Quién buscará atraer nuevas inversiones? Esas preguntas aún no se contestan. Sin embargo, ya tenemos los nombres de quienes ocuparán ciertas dependencias estatales. En algunos casos he celebrado las designaciones de Moreira, pero en otros, me ha resultado absolutamente inexplicable su criterio de selección.
Un buen fichaje es el de Óscar Pimentel, quien tendrá a su cargo la Secretaría de Gobierno. El ex alcalde de Saltillo lejos estuvo de ser un excelente gobernante. Durante su Administración hubo grandes problemas como la inseguridad pública, las deficiencias en el servicio de recolección de basura y, por si fuera poco, promovió la semi privatización del sistema de agua potable, lo cual ha generado muy serias dificultades. Sin embargo, Óscar Pimentel es un buen político. Su trayectoria ha estado ligada a posiciones privilegiadas, que sin duda lo han convertido en un funcionario experimentado. Desde secretario de Educación Pública en el estado, hasta diputado federal, Pimentel es un negociador hábil y muy respetado, características esenciales en todo secretario de Gobierno. Por tal motivo, su designación es digna de celebrarse.
Todo lo contrario sucede en el caso de Jorge Torres, quien se convertirá en el próximo secretario de Finanzas. Aunque cuenta con experiencia en esta área, pues fue el tesorero del Ayuntamiento de Saltillo en tiempos de Óscar Pimentel, no es el más indicado para manejar los recursos de los coahuilenses. Durante su gestión como tesorero hubo gastos que jamás se explicaron, como el de la compra de unos boletos de avión, con cargo al Municipio, para que el alcalde y sus amigos fueran a correr al maratón de Nueva York. Nunca explicó tampoco, ni siquiera cuando fue contralor municipal en tiempos de Humberto Moreira, los bonos millonarios entregados a regidores y otros funcionarios.
Me preocupa que nuestro próximo gobernador esté guiando sus decisiones bajo el concepto de “más vale malo por conocido que bueno por conocer”. Cuando era alcalde uno de sus colaboradores fue Héctor Franco, quien ahora fue designado para encargarse del área de Ecología. No sé qué compromisos tenga Moreira con él, pues de otra manera no puede explicarse esta elección. Su historia es la de un funcionario deficiente. Además de no haber podido concretar la construcción de una planta tratadora de aguas residuales, prioridad en toda ciudad que se digne de serlo, tampoco fue establecida como obligatoria la verificación vehicular.
Otros nombres se han dado ya, los cuales ya habrá ocasión de comentar. Por lo pronto, queda la impresión de que Moreira pudo haber elegido mejor a algunos miembros de su Gabinete. Sigamos esperando. El desfile de los elegidos aún no termina. La esperanza de que mejore el Gabinete estatal no muere, así como tampoco la de tener un gobernador que demuestre no haber sido un demagógico al haber lanzado al viento tantas promesas.
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