El tránsito, complicado y difícil, de un zapatismo guerrillero a una participación democrática en el marco legal, es un reto y una posibilidad alentadora, aunque implica lecturas diferentes y contradictorias.
Primero habría que recordar que formalmente el Ejército Zapatista de Liberación Nacional es una fuerza armada, clandestina, que le declaró la guerra al Gobierno de la República. Imposible olvidar que en medio de esta singular lucha hubo muertos, heridos, intereses afectados y un enorme proceso mediático que convirtió a este movimiento armado en la primera guerrilla de la Internet.
Del Sub Marcos no sabemos qué tan buen militar sea, pero nos consta que como estratega de la publicidad es de primera línea, así como debemos reconocer su don para manejar el humor negro. Si bien se trata de un aceptable escritor, sin duda es mejor publicista. Sin embargo, de ahí a que logre plantear una sólida plataforma política a la sociedad civil, hay gran trecho, como cuando finalmente parece alinearse al campo que él mismo ha definido como corrupto y decadente.
Estos sorprendentes cambios de actitud política, así como la aceptación jubilosa por parte del presidente Fox, nos despiertan dudas y suspicacias (léase sospechosismo en el diccionario del eminente lingüista Creel). ¿Por qué Marcos dirige una andanada brutal contra el único probable aliado a su ideología antineoliberal? ¿Qué hay detrás de bambalinas entre políticos como Cuauhtémoc, Camacho y el enmascarado personaje? ¿Qué fuerzas trasnacionales estarán operando para despejar el escenario electoral a los acérrimos partidarios del neoliberalismo global? ¿Por qué ahora? ¿Cómo y con quién?
La verdad es que nunca hemos resuelto la incógnita respecto a qué intereses sirve el Sub. Sus acciones han sido a veces extrañas, incompletas, indefinidas y sobre todo, de un oportunismo que revela una estrategia planeada que ha permeado en diversos grupos de la política internacional, particularmente en Europa.
Si se creara una cuarta corriente de fuerzas supuestamente izquierdistas, ¿en qué porcentaje electoral afectaría la candidatura del perredismo con López Obrador a la cabeza? Sería previsible entonces un nuevo entorno, donde los comicios presidenciales adoptarían otro rumbo.
Lo cierto es que más allá de los errores de López Obrador -que los ha habido, grandes y muchos y hubiéramos querido que no se cometieran-, no deja de ser una desmesura del líder zapatista comparar al jefe de Gobierno del Distrito Federal con Salinas de Gortari y endilgarle el adjetivo de neoliberal, salvo que, como decíamos en nuestra colaboración anterior, la estrategia apunte a desisquierdizar su imagen y recorrerla hacia al centro.
Y junto a los otros, Creel y Madrazo, más allá de ‘tucomes’, fuego amigo panista y airado cardenismo, son hasta ahora los candidatos visibles de los grandes partidos. Por cierto, el Revolucionario Institucional ganó ya en el Estado de México, donde se desmoronaron el PAN foxiano y el PRD lopezobradorista, hechos que favorecen a un PRI con Roberto Madrazo, que seguramente tratará de posicionarse con el voto duro de este partido por encima de los demás, si es que Montiel y los otros precandidatos lo dejan.
Pareciera que sólo queda vencer a los indecisos, que representan un alto porcentaje y hoy por hoy están aparentemente en alguna medida a favor de López Obrador. Pero el suyo es un voto totalmente volátil y cambiante, por lo que una campaña de bombardeo desde el laberinto de la selva haría retroceder en las encuestas al perredismo y a otros grupos de poder, sobre todo si se llegan a aparecer los supuestos videos comprometedores que, se cuenta, tiene aún Carlos Ahumada o si se revelan los misterios que Ponce esconde en su celda o toma fuerza el revanchismo de un bejaranismo que aún se encuentra activo en las inmediaciones de la candidatura al Gobierno del Distrito Federal y las tribus perredistas del PRD, que se están destrozando en luchas intestinas.
Factores todos que van a emerger o recrudecerse en los próximos meses como parte de una estrategia destructora y de efectos terribles contra López Obrador o como potencial caldo de cultivo para una posible derrota estrepitosa, similar a la de un globo que se infló, pero que de tanto aire revienta.
Por eso también se entiende, sólo así, que Fox haya sido tan condescendiente con Marcos y no le haya puesto condición alguna, como que se despoje de las capuchas y entregue las armas, que se dice eran exigencias inflexibles de los militares.
En fin, nuevos agregados irán apareciendo e influyendo rápidamente, lo cual obligará a reconsiderar el horizonte electoral hacia la sucesión presidencial. No olvidemos que, según dicen los politólogos, la correlación de los factores de poder determina el rumbo político y entre ellos no podemos dejar de considerar, a la vez, los grandes intereses trasnacionales que han impuesto al mundo una camisa de fuerza con el modelo neoliberal, que controla, nos guste o no, la riqueza mundial.
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