Al nacer el nuevo miembro de la familia, la atención se centra sólo en la madre y el bebé, los padres pasan a un segundo plano, destacan expertos.
Washington, (EFE).- El embarazo y el parto concentran la atención de los médicos y el afecto de amistades y familiares en la madre y el recién nacido de manera tal que el esposo y nuevo padre queda relegado a un papel secundario, según destacan expertos.
"Hay mucha más información e investigaciones sobre la importancia e impacto de las emociones y el comportamiento de la madre en estas etapas de la vida, que sobre la importancia del padre", dijo el mexicano Martín Maldonado, presidente de la Asociación de Salud Mental Infantil de Kansas.
"Se sabe mucho menos de los cambios psicológicos y emocionales que ocurren en el futuro padre, y cómo éste hace la transformación, primero de esposo, y luego de padre", añadió Maldonado.
Idealmente, la procreación es "algo planificado y querido, en lo cual la relación de mujer y hombre tiene la fortaleza suficiente como para pasar de ser pareja a ser padre y madre", señaló Barry McCarthy, profesor de Psicología en American University.
"Pero la realidad es que la mayoría de los hombres se siente relegada, que queda afuera del proceso", agregó.
El embarazo y la maternidad son dominio de la mujer, "y quizá eso explique que son más las parejas que se rompen inmediatamente después del nacimiento de un hijo que en cualquier otra etapa del matrimonio", añadió McCarthy.
El psicólogo Bruce Linton, de Berkeley, especializado en terapia familiar, citó cinco mitos atribuidos a la paternidad, que impiden la participación plena del hombre en esa etapa de la vida humana, y relegan a los padres.
"El primero es que solo los sentimientos de la futura mamá son importantes; el segundo es que los recién nacidos en realidad no necesitan de los padres", dijo.
"Otros mitos son que los hombres no saben cómo se atiende a un bebé, que los padres que prestan mucha atención al bebé se desempeñan mal en el empleo, y que el hombre está condenado a ser igual que su padre", añadió.
Estas ideas están arraigadas en la experiencia que cada hombre tuvo con su propio padre, y en lo que la sociedad enseña que se espera de los padres, agregó Linton, quien reconoció que "desafortunadamente, existen pocos recursos para ayudar a que los hombres se liberen de esos mitos".
En las sociedades más tradicionales los hombres han compartido los sentimientos de alegría y soledad, las emociones confusas de la paternidad, en diálogo con otros hombres.
"Esta era una intimidad natural entre hombres, y es algo que la sociedad industrial occidental ha perdido", según Linton, por lo que todas las necesidades emocionales del nuevo padre "solo encuentran las demandas de su esposa, el hijo y el matrimonio".
Para el psiquiatra infantil James Herzog, de la Escuela de Medicina de Harvard, "el padre tiene un papel central en la vida del bebé desde el primer día, lo que ofrecen a sus criaturas es específico de los padres como hombres, y es distinto de lo que ofrece la madre".
"Hay estudios que indican que ya a los tres meses de edad, un bebé discierne el hecho de que tiene madre y padre", añadió.
Algo que sólo puede ofrecer la madre, por supuesto, es el vínculo profundo de relación física y nutrición que ocurre cuando se amamanta al bebé.
Según la Liga de la Leche, una institución que promueve la lactancia natural, "el papel del padre, sobre todo en los primeros meses, es primordialmente de apoyo y de cuidado de la madre para que ella pueda cumplir el diseño natural de nutrir al niño al pecho".
"Pero el padre puede formar un vínculo de amor con el bebé si invierte tiempo, si lo toma en brazos, si juega con él", agrega esta institución.
