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Los partidos ratoneros

Adrián Rueda

Lo que pomposamente el PRD llama comisión especial que encabezará las negociaciones rumbo a una alianza electoral en el DF con los partidos Convergencia Social y del Trabajo, no es más que una soberana vacilada. Si a alguien quiere apantallar el Sol Azteca con esa alianza es al electorado, pero no al de la Ciudad de México, que en su mayoría es perredista, sino hacerle el caldo gordo al contubernio de esos partidos con la candidatura federal de Andrés Manuel López Obrador. Esta ha visto que históricamente el PT hace alianzas hasta con el diablo con tal de tener algunos huesos, como ocurrió la última vez que tuvo un diputado en el DF y que fue en 2000, cuando apoyó a Vicente Fox. Cierto que los petistas tienen un puñado de votos en algunas regiones, sobre todo del norte del país, pero no les alcanzaría ni para ganar una gubernatura local, pues además están muy divididos.

Por su parte, Convergencia prácticamente no existe y es más conocido por sus deudas y por sus dudosos manejos económicos, que por su peso político en el ámbito nacional. Pero lo más extraño es que el PRD quiera aliarse con ellos en el DF, donde los dos partidos no llegan juntos ni a 1.5 por ciento de la votación, y eso si les va de plano muy bien.

En las últimas elecciones ninguno de estos dos partidos pudo llega siquiera a 0.70 por ciento de los sufragios, por lo que su fuerza en la capital es prácticamente nula, y si luego de la alianza consiguen al menos una curul, ya se rayaron. Ni en el DF ni en el país significa nada electoralmente una alianza PRD-PT-Convergencia por mucho que le pongan cualquier título a esa unión; el asunto es más mediático que otra cosa.

Y aquí se presenta otro problema para el Sol Azteca, que de por sí anda metido en problemas por el reparto de puestos entre sus tribus, pues muchos militantes quedarán fuera debido a las candidaturas ciudadanas que ofrecerá el partido, eso sin contar las que exigirán los partiditos morralla.

Para ganar el DF, Marcelo Ebrard no necesita de esos partidos vividores sino del apoyo de las corrientes internas de su partido, que no están nada contentas con el menosprecio de que son objeto en el reparto del pastel. Como que Ebrard anda muy sobrado y cree que el PRD retendrá la ciudad porque él es el candidato y no por la fuerza que este partido ha logrado amasar en la ciudad gracias a sus liderazgos sociales y a sus actitudes corporativistas. No debe olvidar que el Sol Azteca ganaría hasta con Agustín Guerrero como candidato, pues la gente no es que sea marcelista o chuchista, sino que es perredista y mucho se lo deben a “El Peje”.

CENTAVITOS...

Como si de verdad alguien tuviera interés en ver un debate entre aspirantes panistas al Gobierno del DF, el dirigente local Carlos Gelista dio su visto bueno para que las televisoras interesadas se anoten a fin de transmitir en vivo el agarrón.

Si a nivel federal el debate entre Felipe Calderón, Santiago Creel y el Bebeto Cárdenas estuvo de fiaca total, ya los ciudadanos se podrán ir imaginando lo que sería ver en acción a Demetrio Sodi, Fernando Pérez Noriega y Jesús Galván, promotor de la propuesta.

Dicen que otro muchacho de la maestra Elba Esther que trabajara en contra de Roberto Madrazo sin dejar el PRI es el mandamás del ISSSTE, Benjamín González Roaro, quien está muy enojado con la camarilla del tabasqueño.

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