A temprana edad se convirtieron en abastecedores de familia y así viven el ?Día del Niño?
Aún sin tener noción de la gran responsabilidad y riesgos que implica trabajar, se convirtieron en proveedores del sustento diario de su hogar. Suplen sus necesidades básicas tales como el vestido, la comida, el calzado y, además, contribuyen a la manutención de los demás miembros de su familia.
Pequeños obreros que no temen estar en las calles evadiendo los carros en los principales cruceros de la ciudad haciendo malabares y limpiando los parabrisas o bien desempeñarse en diferentes oficios. Todavía no poseen credencial de elector pero sus manos denotan más edad debido al constante trabajo que realizan de manera cotidiana.
Fernando Chamorro Rutiaga y su hermano David Manuel, Valeria Judith y Ana Gabriela Colín García, Sebastián García de la Rosa y Araceli González Solano tienen en común la complicada situación económica de sus familias, escenario que los ha obligado a dejar a un lado los juegos y ser parte de las estadísticas de los infantes que trabajan.
INTRÉPIDOS
Fernando Chamorro Rutiaga y su hermano David Manuel tienen nueve y 11 años de edad, respectivamente. Sentados en las afueras de un conocido centro de autoservicio ubicado en la avenida 20 de Noviembre esperaban una respuesta sobre una solicitud que hicieron para desempeñarse como empacadores o, como les llaman de forma popular, ?cerillos?.
En su estancia en el lugar, platicaron que tienen otros cinco hermanos, su papá se desempeña como taxista y su mamá es ama de casa. Al cuestionarles por qué querían trabajar explican que en gran parte es para aprender, ?para no andar en la calle?.
Además, estar en contacto con los clientes de la tienda empacando cosas les parece divertido. Sin embargo, no es la primera vez que ellos obtienen recursos con el sudor de su frente.
David Manuel cuenta que estuvo un tiempo como ayudante en una carpintería, había que cargar algunas tablas, lijarlas, entre otras cosas. Aunque el trabajo era considerable obtenía a cambio 100 pesos a la semana, por lo general le daba 30 pesos a su mamá y lo demás lo utilizaba para suplir algunos antojos propios de su edad; no obstante, la prioridad era el material que requería en la escuela.
Por su parte, Fernando tiene la experiencia de estar en una desponchadora, pero en su caso el pago era menor, la mitad del sueldo de su hermano en el mismo periodo. En su amor de hijo guardaba una parte para su progenitora y el resto lo ahorraba para otras cosas, entre las que figuraba dar un buen regalo en el Día de la Madre. Asimismo, conocen la ardua labor de ser ?chalanes? de los albañiles.
Se cansaron de la carga laboral y decidieron experimentar en otros rubros, así que se aventuraron a pedir trabajo en la cadena comercial. Todavía no tenían una respuesta positiva, así que disertaban en qué se desempeñarían en caso de ser rechazados. Analizaban múltiples posibilidades, pero su ánimo nunca decaía.
Platicaron que en ocasiones se van a un rancho cerca de Rodeo en donde cuidan a los puercos y acarrean las chivas o las vacas. Insisten en que lo importante es ganar aunque sea un poco de dinero que les sirva para solventar sus necesidades diarias.
David Manuel quiere ser soldado, ya que quiere detener a los narcotraficantes y Fernando sólo anhela ser trailero para transportar marranos, ya que, afirma, le gustan estos animalitos que tienen una singular cola.
Al término de la charla deciden irse, pues han pasado varias horas y todavía no llega quien les resolverá su situación; así, sin mayor supervisión se marchan y toman un camión del transporte público con la esperanza de que al siguiente día tendrán buenas noticias.
ESMERADOS
Al igual que David Manuel y Fernando, existen cientos de niños que desempeñan diversas actividades para obtener dinero y una buena parte de los mismos se encuentra en los Talleres Protegidos del DIF Municipal.
En la panadería de este sitio trabajan Valeria Yudith y su hermana Ana Gabriela. Antes vendían el periódico y limpiaban los carros; por eso se levantaban a las cinco de la mañana.
Ambas han dejado la escuela, sólo cursaron hasta el primer año de secundaria, pero argumentan que se les hizo muy difícil. La realidad es que su padre que se desempeña como fotógrafo se quedó sin trabajo y ellas tuvieron que salir de casa para ayudar al sostén del seno familiar.
Su compañero Sebastián de igual forma conoce muy bien lo que significa trabajar en la vía pública. Duró varios años como voceador y también hacía malabares para obtener una monedas a cambio. Es muy inquieto y desinhibido, expresa estar consciente de los peligros que implica andar por los carros.
Pero su necesidad es mucha. Su padre es albañil y tiene cuatro hermanos. Dice que obtenía 180 pesos diarios con las diferentes labores que desempeñaba; por eso ahora no está muy conforme de recibir 150 pesos semanales en la panadería.
Valeria Yudith y Ana Gabriela del mismo modo no están contentas con su salario, les parece insuficiente en comparación con los 300 pesos que podían conseguir entre las dos en medio día. Ellas platican que en alguna ocasión una conductora las quiso agredir físicamente y que había un ?viejo loco? que gustaba de quitarles el dinero, pero jamás cedieron y aprendieron a defenderse.
Araceli González Solano tampoco ha tenido una existencia sencilla. A los nueve años, debido a la condición económica de sus padres, la orillaron a ser pepenadora, labor que realizó por un prolongado tiempo. Cuenta con 15 años pero asevera que su infancia no fue feliz, ella no deseaba estar en ese lugar.
Sólo estudió hasta quinto año de primaria y en cuanto tuvo una oportunidad optó por limpiar carros en las calles. Su papá encontró trabajo en una fábrica y sus hermanos se enrolaron en el Ejército. Al igual que sus colegas, no está contenta con su remuneración. ?No es suficiente?, dice.
Por eso, todos desean volver a las calles, pues además están acostumbrados a ser libres y no depender de alguien que les dé instrucciones.
Pero ni las carencias ni la adversidad rompen sus ilusiones. Araceli dice con una tímida mueca que ella quiere ser modelo, quizá por eso es la única que está pintada y lleva unos grandes aretes rosas. Valeria Yudith y Ana Gabriela ríen con el comentario de su amiga y aseveran que su propósito es convertirse en unas buenas fotógrafas. Sebastián prefiere callar, parece ser que no vislumbra su futuro.
El descanso termina, hay que seguir con la jornada. Se retiran para construir sus sueños entre el ruido de la maquinaria y el olor a mantequilla.
CONTEXTO
Al principio de la actual administración municipal se realizó un estudio para determinar la situación de los niños que laboran en la calle. Se observó que las actividades que desempeñan los infantes en mayor proporción son limpia-carros, voceadores, cargadores, malabaristas, comerciantes o bien simplemente se dedican a pedir dádivas.
Blanca Estela Castro de Herrera, presidenta del DIF Municipal, explica que gracias a las acciones implementadas son muy pocos los niños que quedan en la vía pública, pues cerca de 70 menores de edad están en los Talleres Protegidos.
Comenta que el panorama de los niños de la calle es complicado. Un gran porcentaje de los mismos son explotados por sus progenitores. Mientras el padre de familia descansa en la casa, el niño es enviado a traer dinero.
En ocasiones, el infante labora para sostener la adicción de su padre, ya sea al alcohol u otra clase de narcóticos. Añade que de los pequeños que rescataron de estas labores, detectaron cuatro con problemas de adicciones; dos de ellos ya fueron enviados a Centros de Integración Juvenil.
Al mismo tiempo indica que los infantes en muchos de los casos no hacen buen uso de su dinero, pues tienden a consumir alimentos de toda índole que implican un enorme gasto.
?Los niños no deben ser responsables de la economía familiar. Son los padres quienes la tienen?, demanda.
En el caso de las empresas que contratan menores de edad, especifica que la situación cambia, puesto que los propietarios tienen el compromiso de garantizar que el menor permanezca en la escuela. ?Si el trabajo que desempeñan les sirve para una superación personal, yo creo que vamos a encontrar los mecanismos suficientes para sacarlos adelante, pues el trabajo es algo digno. El problema es cómo nos estuvo llevando esta dinámica de los niños de tener unos papás irresponsables?, puntualiza.
PROBLEMÁTICAS
Colonias con más población de menores de edad trabajadores de la calle.
-La Virgen.
-José Ángel Leal.
-Ampliación PRI.
-El Ciprés.
-Luz y Esperanza.
-Benigno Montoya.
-Las Palmas.
-Héctor Mayagoitia.
-Asentamientos Humanos.
-Gobernadores.
-Juan Lira.
FUENTE: DIF Municipal.
PERMANENTES
Edades de menores trabajadores
-16 años: 5.6 por ciento.
-15 años: 13 por ciento.
-14 años: 17 por ciento.
-13 años: 11.3 por ciento.
-12 años: 14.3 por ciento.
-11 años: 13.6 por ciento.
-10 años: 9.8 por ciento.
-9 años: 7.5 por ciento.
FUENTE: DIF Municipal.