En esta ocasión no ocurrió lo acostumbrado, el cardenal Joseph Ratzinger ingresó al cónclave como principal candidato y resultó electo Papa.
Su designación ocurrió en apenas 25 horas y durante la quinta ronda de votaciones, lo que indica que en poco tiempo su nombre y perfil lograron unificar al cuerpo cardenalicio que escogió al nuevo sucesor de Pedro.
Ratzinger, de origen alemán y con 78 años cumplidos apenas el sábado pasado, será un pontífice que consolidará la obra de su antecesor Juan Pablo II con quien mantuvo una cercanísima relación durante años y una afinidad de pensamiento teológico.
Por ello a nadie extrañó que el cardenal alemán oficiara la misa del funeral de Karol Wotyla ni tampoco que encabezara la ceremonia religiosa al iniciar ayer el cónclave en la Capilla Sixtina.
El nuevo papa Bendicto XVI cuenta con una preparación académica y filosófica impresionante. Estudió y dio cátedra en las universidades de Munich, Bonn, Tübingen, Münster y Ratisbona. En esta última ocupó el puesto de vicerrector de 1969 a 1976.
Es doctor en Teología y fue ordenado Arzobispo de Munich y Freising en marzo de 1977 y un mes después recibió la designación de Cardenal por conducto del papa Paulo VI.
Ya en la era de Juan Pablo II, Ratzinger fue nombrado en 1981 prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe que se encarga de vigilar la ortodoxia de la Doctrina Católica.
Su trabajo en este organismo lo llevó a ser considerado la mano dura de El Vaticano porque fue el responsable de las medidas disciplinarias adoptadas por la Iglesia contra los teólogos de la liberación en América Latina y de otros miembros de sectores aperturistas de la Iglesia.
Tuvo logros trascendentes como la elaboración de un compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, encargo que recibió de Juan Pablo II.
Como escritor Ratzinger tiene una trayectoria muy destacada, ha publicado infinidad de libros y artículos que han sido traducidos por todo el mundo. Entre sus obras destacan las siguientes: Iglesia, ecumenismo y política, Svolta por l’Europa, Evangelium, Katechese, Katechismus, Ser cristiano en la era neopagana, La sal de la tierra y Mi vida. Recuerdos (1927-1977), una obra autobiográfica.
Más que un conservador, el nuevo pontífice es un convencido de la Doctrina Cristiana que fue fundada hace dos mil años. En su reciente homilía al iniciar el cónclave, Ratzinger se refirió a los vientos que han llevado de un extremo a otro la Doctrina Cristiana, desde el marxismo al liberalismo pasando por el colectivismo, ateísmo, agnosticismo, etcétera.
“Tener una fe clara –enfatizó- es etiquetado con frecuencia como fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es decir, el dejarse llevar ‘zarandear por cualquier viento de doctrina’, parece ser la única actitud que está de moda”.
Sobre la misión de la Iglesia y sus miembros, Benedicto XVI se expresó así:
“Hemos recibido la fe para entregarla a los demás, somos sacerdotes para servir a los demás. Y tenemos que llevar el fruto que permanezca… Lo único que permanece eternamente es el alma humana, el hombre creado por Dios para la eternidad”.
Para los expertos nada es coincidencia. Como europeo una de las misiones principales de Ratzinger será recuperar el lugar de la Iglesia en dicho continente sin detener la enorme labor evangelizadora que realizó Juan Pablo II en África, Asia y América Latina.
Su origen alemán le facilitará ampliar el respaldo de fundaciones de su país que tradicionalmente destinan vastos recursos a promover la religión católica en el mundo entero.
Finalmente gracias a su consabida firmeza de pensamiento, Benedicto XVI podrá continuar con éxito la ruta trazada por Juan Pablo II, quien en 26 años de pontificado obtuvo para la Iglesia Católica avances impresionantes.
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