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Los Tigres del Norte complacen a asu público

SUN-AEE

MÉXICO, DF.- Atrás del telón había gente comiéndose las uñas. Miraban el reloj, ponían cara de espanto y se comían las uñas. Eran las 11:00 de la noche y Los Tigres del Norte seguían cantando: "En esa tumba falsa quedaron los recuerdos de tu maldito amor. Ahora que regresas ¿qué quieres que les diga, ni modo que reviva a la que se murió".

En la fila cinco, una norteña de 90 kilos comenzó a brincar como chapulín olímpico. Saltó por encima de los guardias, llegó hasta el proscenio, tocó la mano de Eduardo Hernández y se regresó a su lugar con brincos asombrosos. Estaba feliz.

Se terminó La Tumba Falsa y Jorge Hernández levantó su tejana para despedirse del público. Era la tercera vez que lo hacía pero nadie se movió de su asiento. Su hermano Luis se llevó la mano al cuello para avisarle a Jorge que si no terminaban el concierto tendrían que pagar una multa por rebasar el tiempo establecido en el Auditorio Nacional.

Pero Jorge escuchó al público: "¡Otra, otra, otra!" El vocalista fundador de Los Tigres se echó para adelante: "A ver, que apaguen las luces para que ustedes enciendan los celulares.

Si ustedes no se van, nosotros tampoco". diez mil celulares iluminaron el Auditorio Nacional y se movieron tres pasos adelante, tres para atrás, tres pasos adelante, tres atrás y vuelta: "Ya está cerrada con tres candados, y remachada la puerta negra, porque tus padres están celosos y tienen miedo que yo te quiera".

Jorge volvió a levantar su sombrero para despedirse. Luis entregó su bajo sexto a un asistente y se escuchó una grabación que decía: "Muchas gracias por venir; éste ha sido un concierto inolvidable para nosotros".

La gente respondió: ¡Otra, otra, otra! Pero el escenario quedó a oscuras y algunos comenzaron a salir resignados. Entonces se prendieron las luces, Jorge preguntó: "¿Quieren otra? Si ustedes no se van, nosotros tampoco". Eduardo retomó el acordeón, Oscar se subió a la batería, y Hernán y Luis se colgaron sus bajos: "No le hace que me muriera en mi cama, yo no perdono a un amor que se alejó de mi nido volando de rama en rama?.

Jorge se despidió por quinta vez. De nuevo se escuchó la grabación de agradecimiento y aunque el público no se movía de su asiento, finalmente Los Tigres del Norte ya no regresaron.

Resignada, la norteña de 90 kilos salió del Auditorio dando brincos de alegría porque después de todo, había tocado la mano de Eduardo.

El concierto de Los Tigres del Norte en el Auditorio Nacional fue un viaje en el tiempo. Ligadas a la historia reciente de México, las letras de sus canciones pueden escucharse como pequeñas lecciones bailables. El grupo abrió el concierto con Camelia la Tejana, producida en 1973, cuando el narcotráfico era un mito en México.

Luego siguieron con Pedro y Pablo, esos hermanos que se separan para que uno estudie leyes mientras el otro se va de mojado.

Antes de que la migración fuera un tema de seguridad nacional, los Tigres del Norte ya cantaban sus tragedias. Con La Banda del Carro Rojo, el grupo debutó en el cine a comienzos de los 80, justo cuando las bandas de narcotráfico alcanzaron notoriedad política. Es la época de Caro Quintero y su cártel de Guadalajara.

La siguiente canción nos trasladó varios sexenios adelante, cuando el circo de Carlos y Raúl arruinó a todos sus competidores excepto al de Sinaloa.

Este concierto fue el primero en el Auditorio Nacional. Su disquera les entregó un disco de platino por ventas en México y un certificado de un millón de copias en Estados Unidos. En total, Los Tigres del Norte cantaron 40 canciones y todas pueden resumirse en la primera estrofa de su más reciente sencillo "La neta de las netas": "Hoy le canto a la conciencia de un país que lleva a cuestas crisis que van y vienen".

Demuestran su ?jefatura?

Los Tigres del Norte demostraron de nuevo porqué son "los jefes de jefes", en el concierto que ofrecieron el viernes en el Auditorio Nacional, foro que pisan por primera vez en su larga trayectoria artística.

-La canción La Mesa del Rincón puso a bailar a varias parejas en los pasillos del Coloso de Reforma.

-El concierto prosiguió con el corte que estuvo mucho tiempo en los primeros lugares de las listas de popularidad: Golpes en el Corazón.

-Otro de los clásicos que hizo que los asistentes se pusieran a bailar fue Pacas de a Kilo, que dio paso a un nuevo género de música del sinaloenses: La Manzanita.

-En el festín se escucharon también Jefe de Jefes, Prisión de Amor y La Baraja Bendita, esta última es recitada.

-También La Camioneta Gris, Agua Salada, El Contagio y La Reina del Sur, de la que expresaron que les abrió las puertas en España, y la cual está inspirada en el libro homónimo de su amigo Arturo Pérez Reverte.

-De su disco Pacto de Sangre, dejaron oír el corrido de su querido amigo José Pérez León, La Carrera Contra la Muerte, Tres Veces Mojado y el polémico corte El Circo, el cual habla de dos hermanos, Carlos y Raúl.

-"Esta canción es una de las que siempre nos piden cuando trabajamos De Paisano a Paisano", aseguraron, para seguir con La Neta de las Netas, de su nuevo material discográfico que trata de un problema social.

-La Sangre Prisionera, Directo al Corazón, Cuestión Olvidada, En qué Falle fueron los cortes que volvieron a poner al público de pie para bailar, junto con El Avión de la Muerte y El Corrido del Reportero.

-Otro de los clásicos de la agrupación que estuvo presente fue De América yo Soy, para despedirse con El Niño y la Boda, el éxito del momento La Sorpresa y la muy cantada Puerta Negra.

FUENTE: Notimex

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