A pesar de que las condiciones de la escuela no son las mejores, los maestros imparten las clases diariamente
Los maestros de la escuela ?José Guadalupe Aguilera? de la colonia Juan Escutia no se rinden en su propósito de conseguir una clave de la Secretaría de Educación del Estado (SEED) para la institución en la que laboran y, así, obtener una plaza con la que puedan tener un futuro más tranquilo para ellos y sus seres queridos al contar con un sueldo fijo.
Su esperanza permanece intacta aunque el subsecretario de Planeación y Administración de la dependencia, José Ramón Ruano Mireles, aseguró que ninguna escuela irregular será reconocida, pues, al parecer, la información que les brindan a ellos es distinta.
?Con el antiguo Secretario de Educación siempre nos dijeron que no, pero ahora confiamos en que con el cambio de administración las cosas serán mejor?, cuenta Javier Barraza Ochoa, quien funge como director del centro educativo construido de madera y cartón.
Algunos niños juegan con una pelota en la tierra, otros tantos están en sus precarios salones, cuyas paredes y puertas no son un buen refugio para los fuertes aires que azotan la ciudad entera, pero que en esta región golpea sin misericordia con grandes polvaredas.
Al cuestionarle si esta respuesta por parte de los funcionarios de la SEED no los desalienta, aseguran que no, y enseguida comentan que los niños no corren el riesgo de perder sus estudios al permanecer en el plantel, pues cada vez que concluyen un ciclo escolar les practican por parte de la Secretaría un examen evaluativo y les otorgan sus boletas, aunque la papelería suele tardar algún tiempo.
?El único problema es con el pago de los maestros y con clave. Lo que se enseña aquí sí tiene reconocimiento porque se hace un examen evaluativo al ciclo que ellos mandan (la SEED), que ellos proponen para saber los conocimientos del alumnado, ya en base a eso determinan si procede el grado en el que se encuentra o se baja?, expuso.
Ya han sido tres generaciones las que salieron de sexto grado y según comentó el docente, cuyos cabellos estaban cenizos por el polvo, ellos otorgan toda la información a la SEED y a su vez éstos expiden el documento necesario, el cual es enviado en algunas ocasiones de manera directa a la escuela secundaria en donde se encuentren los estudiantes.
?Lo único que se pierde es el tiempo de los compañeros?, dijo para después añadir que son ocho maestros los que atienden a una población de 70 alumnos. ?Aunque hubo una desbandada muy grande aquí, en la colonia hay mucho niño que no está estudiando?, comentó.
Quien también dio su punto de vista fue Prisciliano Aquino Hernández, quien es maestro de Educación Física pero que además apoya como profesor al frente de grupo: ?Hace como dos años nos prometieron la clave si les juntábamos mínimo 120 niños y casi tuvimos 200 alumnos y por cuestiones políticas no nos quisieron apoyar, de allí se fueron los niños?, dijo.
Pero él, al lado de los demás docentes, no se da por vencido, ?siguen en pie de lucha?, manifiestan. Y pese a las precarias condiciones de sus salones, aseguran que los infantes no corren riesgo alguno, y si así fuera, serían los primeros en sacarlos del lugar.
Por su parte, la maestra Fani Mijares Ramos aseguró que la gente quiere la escuela, pues requieren de una opción cercana a su residencia y en otro lado discriminan a los niños por vivir en ese asentamiento humano. Además, no hay fuentes de empleos para los maestros, pues en la designación de plazas es innegable el tráfico de influencias de los líderes sindicales.
?No recibimos un sueldo, esto es por amor al arte. Buscamos otros trabajos por la tarde aunque no sea de nuestra profesión; aquí ya de perdida tenemos nuestro espacio. Nosotros hicimos todo esto; se supone que tenemos algún derecho. No tenemos opción?, establecieron.
RESPALDO
Apoyo incondicional
Josefina Alvarado Rojas, madre de familia de la Escuela ?José Guadalupe Aguilera?, manifestó que, en su caso, no encontró lugar en otro centro educativo y la única alternativa que tenía era el turno vespertino de otra primaria, pero no le convenía por su horario de trabajo.
Así que se decidió a inscribir a su hija a la institución educativa, que no posee un buen edificio pero que, desde su punto de vista, los docentes cumplen con su labor de enseñanza de manera satisfactoria. ?Pues también no me la llevo por apoyar a los maestros, ya tienen cuatro años aquí, ya se merecen su plaza?, indicó.
