Ondean banderas a media asta en honor al Pontífice.
NOTIMEX
MÉXICO, DF.- México rindió ayer un nuevo homenaje -en esta ocasión cívico- a la memoria de Juan Pablo II, después de que el obispo de Roma fuera sepultado en la Grutas de la ciudad del Vaticano, en el lugar que alguna vez ocupó el cuerpo de Juan XXIII.
La bandera nacional, símbolo de unidad, independencia, soberanía y dignidad de los mexicanos, ondea en todo el país a media asta en señal de duelo por la muerte de Karol Wojtyla, el polaco que durante 26 años dirigió a más de un millón de católicos en el mundo y que algún día no tuvo empacho en declararse “Papa mexicano”.
Desde temprana hora se dispuso el izamiento del lábaro patrio a media asta en plazas y edificios públicos de todo el país en señal de duelo por el fallecimiento de Juan Pablo II, lo que constituye un reconocimiento cívico que se une al que en medios de comunicación, iglesias y plazas se ha hecho en memoria del llamado “Papa viajero”.
Al filo de las 8:00 de la mañana, el secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, encabezó la ceremonia de izamiento de bandera a media asta, en señal del duelo nacional por la muerte del Papa Juan Pablo II, mientras que la Banda Sinfónica de la Secretaría de Marina tocó la marcha fúnebre.
El acto se llevó a cabo en la explanada de la Secretaría de Gobernación, donde acudieron representantes de diversas asociaciones religiosas de México, así como los alumnos de la escuela primaria Juan Pablo II del Estado de México.
Esa señal de duelo nacional -similar a la que decenas de países hicieron en todo el mundo- fue tomada por acuerdo presidencial en el que se destacó que Juan Pablo II fue un líder mundial de reconocida autoridad mundial.
Subrayó que el jerarca católico luchó durante toda su vida por las grandes causas de la paz y el entendimiento entre los pueblos y las naciones.
y desplegó sus grandes capacidades intelectuales, morales y espirituales al servicio de los demás, siempre de manera convencida y desinteresada.
En los considerandos el acuerdo señala que la vida ejemplar del obispo de Roma es un testimonio de trabajo y dedicación a favor de las comunidades indígenas, los emigrantes, los refugiados, los discapacitados, las mujeres, los niños, los ancianos y los enfermos, entre otros.
Es así como en México, el segundo país con mayor número de católicos en el mundo, se rinde un tributo cívico al Pontífice, que se une a los reconocimientos y recuerdos que se han hecho presentes en los últimos días.
Desde su fallecimiento el dos de abril pasado, en las estaciones de radio, en los canales de televisión y en los distintos medios de comunicación se reproducen frases simbólicas de cada una de las cinco visitas que Juan Pablo II realizó a México.
También se han llevado a cabo innumerables homenajes y homilías en todas las iglesias del país y visto cientos de miles de flores y veladoras, al mismo tiempo que la comunidad católica ha elevado oraciones en honor a Juan Pablo II.
Incluso, a convocatoria del Consejo de la Comunicación, miles de personas acudieron la víspera a presenciar el recorrido que realizó el vehículo que usó el obispo de Roma en una de sus visitas a México.
Desde la calle Juan Pablo II, pasando por Insurgentes Sur hasta Paseo de la Reforma y de ahí Calzada de Guadalupe hasta la Basílica de Guadalupe, miles de personas vieron el paso del “papamóvil” con una silla vacía la que también en alguna visita ocupó Karol Wojtyla.
En el recorrido se escucharon gritos de “México siempre fiel”, “Juan Pablo II te quiere todo el mundo” y las personas recordaron su experiencia de haber visto al pontífice en alguna de sus estancias en México.
Rindieron así un reconocimiento más, quizá el último, al que hoy se une el homenaje cívico de ondear la bandera nacional a media asta en honor de Juan Pablo II, que en su última visita dejó este mensaje: “me voy pero no me voy. me voy, pero no me ausento, porque aunque me voy... de corazón me quedo”.
