-Somos las regulares -me dijeron.
Yo no entendí. Soy tardo en entender. Seguramente vieron mi gesto de perplejidad, pues una de ellas explicó:
-Es muy usada la expresión: "En las buenas y en las malas". Se dice, por ejemplo, que un esposo o una esposa tienen mérito porque han estado con su pareja "en las buenas y en las malas". La vida, sin embargo, no está hecha sólo de cosas buenas y malas, de puntos culminantes de dicha o sufrimiento. Está hecha de pequeñas y grises cotidianidades, de rutinas que pueden ser molestas y enojosas. Es ahí, en esa larga sucesión de cosas regulares, donde se prueban la calidad y permanencia del amor.
-Entiendo -dije sin mucha convicción-. Y ¿qué puedo hacer por ustedes?
-Acompáñenos, simplemente -me dijeron.
-Está bien -prometí-. Las acompañaré en las buenas y en las malas. Pero sobre todo en las regulares.
¡Hasta mañana!...