Horace Walpole, escritor inglés, inventó una palabra: serendipity. Sirve ese término para designar la buena suerte del que hace fortuna, o un gran descubrimiento, en forma accidental.
Muchos descubrimientos científicos, y numerosos inventos, han sido fruto de la casualidad. Buscando tal o cual cosa el investigador daba con otra completamente diferente, y más importante aun que aquella que buscó.
No sucede eso con las obras de arte. Ninguna hay en la música, en la pintura o en la poesía que haya sido obra del azar. Todas son fruto de una voluntad consciente y de una labor bien meditada.
Con esto no quiero significar que la labor artística sea superior al trabajo de la ciencia. Hacer tal comparación sería absurdo. Pero lo dicho puede servir para ilustrar las grandes diferencias entre la obra del artista y la tarea del científico. En el arte no hay casualidades; en él no existe el "serendipity" de Walpole.
¡Hasta mañana!...