"¡Arredro, Satanás! A mí no me llevarás, porque el día de la Santa Cruz dije mil veces Jesús, Jesús, Jesús, Jesús...".
Y veinte veces daban la vuelta a su rosario las piadosas mujeres, y en cada cuenta que contaban decían el nombre del Señor.
Devoción del 3 de mayo era esa, ahora perdida. Ya nadie cree en el demonio, y nadie por eso ya le dice "Arredro", que así sonaba el latino "Vade retro" en los oídos del pueblo.
Solamente los albañiles celebrarán hoy este día. Algunos pondrán una cruz de madera en lo alto de la obra en construcción; la forrarán con multicolor papel de China y le pondrán guirnaldas y floridos ramos.
Yo no diré mil veces el nombre de Jesús. Me falta la humildad de aquellas santas mujeres que tenían el rico tesoro de la fe. Espero poder decirlo una vez sola, en el final momento, como los hombres de la Nueva España que morían acuchillados en una oscura calle, y al recibir la puñalada de la muerte decían nada más: "¡Jesús!", y se morían.
¡Hasta mañana!...