Don Abundio recuerda muchas cosas. "Aunque no tantas como las que he olvidado", dice.
Recuerda, por ejemplo, la vez que don Sixto de la Peña entró al galope en su caballo por el estrecho acueducto en la barranca, y a la mitad de él, sobre el vacío de 30 metros, lo hizo girar sobre sus patas traseras para salir galopando otra vez por el mismo lugar por donde entró. Hazaña hípica más grande no se había mirado jamás en el Potrero, y no se ha vuelto a ver. De esto hace 70 años.
Don Abundio habla del recurdo y el olvido:
-Dicen que uno debe olvidar el bien que hace, y olvidar igualmente el mal que hace. Yo recuerdo muy bien el bien que he hecho, para hacer más, y recuerdo mal el mal que se me ha hecho, sólo para evitar que se me vuelva a hacer.
Cosas muy importantes, en efecto, son el recuerdo y el olvido. Tan importantes que, como hace don Abundio, se deben administrar muy bien.
¡Hasta mañana!...