Me habría gustado conocer a Helen Mitchell, conocida mejor como la Melba. Australiana, tomó ese nombre para honrar a Melbourne
Fue gran cantante de ópera, soprano excepcional. Su Gilda y su Mimí, dicen los conocedores, no han sido superadas.
Su nombre, sin embargo, no llegó a nuestros tiempos por la excelencia de su arte, sino por su calidad de buena degustadora de comida. En sus viajes llevaba siempre una buena dotación de pan cortado en finas rodajas cocidas ligeramente al horno. Como postre solía pedir helado de vainilla con acompañamiento de duraznos en almíbar. Por ella tenemos las tostadas y los duraznos Melba.
Me habría gustado conocer a la Melba, gentilísima señora. Sabía ella que a más del arte hay otras cosas buenas en la vida, como el pan y los duraznos.
¡Hasta mañana!...