Llegó Adán y dijo:
-He visto una sirena. Sus cabellos eran rubios como la primera luz de la mañana; sus ojos tenían el azul de la nostalgia, y sus pequeños senos parecían dos breves pomas de marfil.
Las sirenas, claro, no existían. Así, Eva le dijo en voz baja a su Creador:
-Señor: me temo que acabas de crear a los mentirosos.
Y respondió el Señor:
-No. Me temo que acabo de crear a los poetas.
¡Hasta mañana!...