Me entristeció la muerte de Adolfo Aguilar Zinser. Hombre de inteligencia lúcida, profundo conocedor de México y de lo mexicano, sus juicios -su juicio- van a hacer mucha falta en esta época y este país en que el buen juicio falta.
Fui lector de sus libros y de sus artículos, y en ellos advertí siempre la recta intención de quien escribe sin interés político ni compromisos partidistas. Jamás lo movió la ambición de poder, ni le ciñó la pluma la red de los intereses personales o de grupo. Tampoco los dogmatismos lo cegaron. Como observador de la vida nacional, y como funcionario público, ejerció una plena libertad. Esa independencia de criterio, su cultura y su trato con gente talentosa se reflejaban invariablemente en sus escritos.
Intelectual de su tiempo y de su circunstancia, valioso ciudadano, la muerte de Aguilar Zinser es una grande pérdida. Presento mi condolencia a su familia y -según la consagrada fórmula- hago extensivo mi sentimiento de pesar a México.