Llegó y me dijo de buenas a primeras:
-Soy el séptimo.
-El séptimo ¿qué? -pregunté con desconcierto.
-El séptimo sentido -respondió-. No me conoce nadie, pues toda la fama se la ha llevado el sexto, y en los libros de escuela sólo aparecen los restantes cinco. Pero mi importancia es mayor que la de todos los demás. Y sin embargo muy pocos me poseen, y casi nadie me usa.
Me atreví a preguntarle:
-¿Quién es usted?
Y contestó tristemente:
-El buen sentido.
¡Hasta mañana!...