Me habría gustado conocer a Jack McBaines, capitán de barco. Le dijo una señora:
-Su abuelo pereció en el mar, ahogado en un naufragio, ¿no es así?
-En efecto, señora -respondió McBaines-. Así murió mi abuelo.
-Y su padre también murió en una tormenta en el mar ¿no es cierto?
-Lo es, señora.
-¿Y aun así usted sale al mar cada día? ¿No es eso una locura?
-Dígame, señora -contestó el marino-. ¿Su abuela murió en la cama?
-Ciertamente.
-Y su madre ¿también murió en la cama?
-Así es.
-¿Y aun así usted entra en la cama cada noche? ¿No es eso una locura?
Me habría gustado conocer a Jack McBaines. Conocía las cosas de la muerte. Es decir, conocía las cosas de la vida.