Un niño del año 2,100 leía un libro de Historia.
"... Los antiguos acostumbraban prender fuego a pequeños cilindros de papel que llenaba con picadura de una hierba perniciosa, y se dedicaban a inhalar humo para luego arrojarlo por nariz y boca. Ese extraño e inútil ejercicio, a más de causar molestias a los que estaban cerca, provocaba a quienes eso hacían enfermedades que entonces no se podían curar, y que muchas veces los llevaban a la muerte...".
Leyó ese texto el niño del año 2,100 y dirigiéndose a su padre comentó:
-No eran muy inteligentes nuestros antepasados, ¿verdad?
¡Hasta mañana!...