Por esta sola vez, y sin que el caso siente precedente, el señor Cantalarrana asume el papel de un hombre de tiernos sentimientos.
El señor Cantalarrana fue ayer a una reunión. Ahí manifestó con voz emocionada:
-No quiero parecer cursi, pero lo primero que hice al comenzar el año fue darle un beso a la amada compañera de mi vida; a esa tibia presencia sin la cual mis días y mis noches serían de tristeza, de hastío, de abatimiento, de absoluta soledad...
Entre el silencio conmovido de quienes lo escuchaban el señor Cantalarrana hizo una pausa. Y luego añadió:
-La tele.
¡Hasta mañana!...