Amas de casa encargadas de los centros infantiles se niegan a cumplir reglamento
Tras las declaraciones realizadas por madres educadoras del sistema de Centros de Atención Infantil (CAI), la Fundación Liyame, a través de su vicepresidenta, Gabriela Martínez de Pérez, y otras colaboradoras, mostraron las firmas y el conocimiento que obtuvieron previamente aquéllas y señalaron que hay intereses económicos tras el movimiento que han dirigido algunas inconformes, quienes sólo buscan su bienestar personal.
María Rufina Salazar y Baciliza Arreola Meraz manifestaron su descontento ante Fundación Liyame, a quien acusaron de no comprobar recursos económicos que supuestamente les habían entregado, por la cantidad de 50 mil pesos, mismas que presumían se había construido obra en sus casas y se había distribuido material didáctico, del que aseguraron no recibieron todo y que no tenían ningún comprobante.
Ayer Gabriela Martínez, Rosa Ornelas de Salazar, tesorera, y María del Consuelo Molinar, coordinadora de oficina, mostraron a El Siglo de Durango los documentos en donde comprueban los gastos que hicieron para la formación de cada uno de los diez CAI que les fueron asignados, según el programa federal, a través de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
Fundación Liyame se encargó de diez CAI de los 22 que existen en Durango; algunos de ellos están a cargo del ?padre Blanco? y del DIF Municipal.
Efectivamente, debieron destinarse 50 mil pesos, tal como lo dijeron las quejosas, de los que 33 debieron ser reservados a infraestructura y modificaciones para las casas que debían ser acondicionadas para formar una guardería, mientras que el resto debió otorgarse para la adquisición de material didáctico y para capacitación de las madres educadoras.
Explicaron que en abril del 2003 comenzó el programa a través de los CAI y que hasta agosto del mismo año llegaron los recursos, pero mientras tanto Fundación Liyame empezó a trabajar con recursos propios. Debieron ofrecer 890 horas de capacitación a cada madre educadora y haberlas seleccionado de 200 prospectos.
Dicen que nadie creía en el programa y que de hecho nadie quería participar; sin embargo, tuvieron que hacer una selección, incluso, trabajo de convencimiento.
Actualmente hay unos cuatro CAI que funcionan en forma excelente, dicen. Fueron diseñados para trabajar con 15 niños, para generar mil 500 pesos semanales de ingreso, con lo que los menores entre el año y medio y los cinco tienen derecho a desayunar y comer, aunque el desayuno se contempla gratis, a través del DIF Municipal.
La problemática
Lo que Fundación Liyame ha estado observando es que hay madres que no han cumplido con el programa, en el que se incluye un manual de operación y el cual se habían comprometido a acatar.
Fueron seleccionadas diez madres en distintas colonias, como en la José Ángel Leal, en El Ciprés, Silvestre Revueltas, La Forestal, Carlos Luna y Francisco Zarco, pero la situación fue que había que aprovechar los recursos que se destinaban a través del Banco Mundial para el combate a la pobreza, que fueron canalizados a través de Sedesol.
Según Gabriela Martínez, las personas que escogieron no cumplían del todo los requisitos, pero había que hacer algo para ayudar a la gente que lo necesita. Así consiguieron que el programa se quedara en Durango, respondió al cuestionamiento que le hizo El Siglo de Durango, al preguntarle qué era lo que había fallado.
Algunas madres educadoras no tienen los 15 niños para los que fue diseñado el CAI, eso es cierto, según comentan las entrevistadas, pero hay CAI que sí los tienen. Las que han bajado en el número de niños atendidos es porque los mismos vecinos y madres trabajadoras simplemente no confían en dejar a sus hijos en lugares en donde tienen duda.
Las madres educadoras toman como regaño una llamada de atención, ?como la vez que llegamos a un CAI y no encontramos a la madre educadora, porque salió y dejó cuidando a los menores a una niña de diez años, situación que es irregular e insegura?, comentaron.
También hay molestia porque según ellas invaden su intimidad o las cosas que hay en su hogar, pero hay un manual del que se les informó previamente, mucho antes de comenzar el programa de CAIC. ?Por ejemplo, revisamos el refrigerador, según el manual, porque aquí debe existir higiene y es donde se guardan los alimentos de los niños, y esto causa molestia?, explican.
Movimiento orquestado
Las funcionarias de Liyame aseguran que tras todas las demandas que están realizando las madres educadoras inconformes hay intereses económicos. Incluso, señalaron que algunas de ellas firmaron presionadas por las lideresas, pues han platicado con ellas y afirman no tener ningún problema con Liyame, pero las que no están de acuerdo sólo quieren resolver su situación económica, porque arrastran muchas deudas.
No solamente ha sido manipulada Baciliza Arreola, también tras esto está Esperanza Barraza. Ellas así como otras tienen deudas con algunas instituciones, con el Predial y agua, y es un aspecto en el que se escudan para afirmar que no les ha ido bien.
Se les ofreció en estos casos hacer gestiones ante las autoridades, pero de un día para otro cambian de opinión y dicen que quieren renunciar y que no han recibido nada de dinero, explican.
Los documentos que mostraron a El Siglo de Durango indican lo contrario, pues hay firmas de todas y cada una de las madres educadoras. Los documentos tienen firmas en sitios muy específicos que contradicen las declaraciones de las afectadas, al decir que estaban signando documentos en blanco.
Las funcionarias manifestaron que previa a la instalación de los CAI se informó todo lo que necesitarían, todo lo que se compraría y lo que se instalaría en infraestructura.
Hay documentos que firmaron y que las madres educadoras tienen en su poder, por lo que consideraron falso que informen que carecen de documentos con los que deban comprobar.
El Siglo de Durango constató que por lo menos en lo que se refiere a la papelería que se mostró, todo se encontraba en regla.
Demandas manipuladas
Según las funcionarias de Liyame las demandas y quejas de las madres educadoras salen de todo contexto. Hay quejas hasta por el piso de la banqueta y de la cochera, situaciones que consideran irregulares y aspectos que no dependen de la Fundación y ni siquiera del programa.
Las anteriores demandas las hace María del Pilar Rivas y según el documento que muestran y entregan a Sedesol, las quejas y demandas han sido manipuladas a toda luz, dijo Gabriela Martínez.
El Siglo de Durango pudo observar en estos documentos el cambio del estilo al escribir, pero firmados por una sola persona con distinto tipo de letra, es decir, que los escritos fueron hechos después de la firma o viceversa.
Las madres educadoras firmaron documentos en los que se comprometieron a estar en el programa por lo menos dos años; también, que en caso de que renunciaran a este trabajo, las instalaciones del CAI serían utilizadas para este fin.
El material didáctico que han utilizado se encuentra en comodato y una vez que decidan renunciar al CAI o bien que se terminara el programa, el material debía ser devuelto, pero han existido reportes de robo o extravío del mismo. Ese material, aseveraron las funcionarias, es bastante costoso.
Anexo:
A todos los CAI se les proporcionó, entre otro mobiliario
Concepto Cantidad Costo
Mesa de jardín de niños 4 800
Silla de jardín de niños 15 1,069
Silla para maestro 2 211
Pizarrón 1 630
Calentador 1 1,179
Colchonetas ahuladas 5 895
Grabadora 1 899
Juegos infantiles 4 5,000
Otro mobiliario 2,391
Utensilios de cocina 3,528
Material didáctico 3,398
Total 20,000
Obra y remodelación 33,000
Total 53,000
FUENTE: Secretaría de Desarrollo Social, a través de Fundación Liyame.