Ninguno de los tres aspirantes presidenciales que más gastaron en las precampañas figurará en la papeleta de la elección del año próximo. Santiago Creel, Arturo Montiel y Bernardo de la Garza echaron a la basura cientos de millones de pesos (de origen desconocido) y los dos primeros ni siquiera llegaron a ser candidatos. El tercero dejará de serlo de un momento a otro, a más tardar el lunes próximo, pero quizá su derroche no fue en vano, pues le permitió figurar en las encuestas con porcentajes alrededor del seis y el siete por ciento, dato que sirvió para que el PVEM mejore su posición en el mercado. Y es que De la Garza hizo campaña, por un importe superior a los doscientos millones de pesos no para quedar en situación de ganar la Presidencia de la República, sino a modo de inversión, cuya ganancia son curules, al menos en los mismos términos que en el año 2000.
El Instituto Federal Electoral dio a conocer los resultados de un monitoreo muestral que examinó la presencia en medios de quienes entre el primero de julio y el 31 de octubre trajinaron como aspirantes a la Presidencia. Es un lapso demasiado corto, que deja fuera gruesas porciones de propaganda, toda la que al iniciar su proselitismo lanzó Creel en junio, y la que desplegaron los miembros del Tucom, cuyo activismo comenzó a desplegarse antes de julio. Es más abarcante el cálculo que realiza la empresa Verificación y Monitoreo, que se actualiza cada semana por encargo del diario El Universal y que ahora enseña el gasto realizado por los pretendientes entre el 15 de abril y el 28 de noviembre. Aunque cubren muestras y periodos diferentes sus resultados coinciden en mostrar el despilfarro de los aspirantes fallidos.
Montiel fue campeón en la emisión de mensajes televisivos. Puso en pantalla 5,209 spots, con duración de 65 mil 421 segundos, equivalentes a más de 18 horas. La quinta parte de ese total se transmitió en horario estelar, cuando se alcanza mayor público y es por lo tanto más costoso. Es de suponerse que el IFE sólo incluyó en su cuenta la propaganda de Montiel en tanto que precandidato y no la que prodigó en su carácter de gobernador, pues lo era durante 77 de los 122 días comprendidos en la medición.
El segundo lugar lo ocupó el candidato verde, De la Garza, con un mil 972 mensajes menos instantáneos que los del mexiquense, pues sumaron poco más de cuarenta mil segundos, un tercio de los cuales se difundió en horario estelar. Creel, en tercer sitio porque, insistimos no quedó registrado su activismo juniesco, empleó casi la misma cantidad de tiempo que el aspirante verde: 35 mil 102 segundos que duraron sus un mil 484 mensajes.
En radio, Creel superó a Montiel, con ocho mil 586 spots con duración de 234 mil 791 segundos, algo así como sesenta horas. Al mexiquense correspondió el segundo lugar, con seis mil 011 segundos. Como en la televisión, sus publicistas prefirieron mensajes velocísimos, de esos que no proyectan nada sustantivo, por lo que su duración total es de 116 mil 549 segundos. El tercer lugar correspondió a Felipe Calderón, a quien la radio resultó rentable, pues sus dos mil 853 mensajes, con 57 mil cuarenta y nueve segundos de duración pudieron haber tenido eficacia en su victoria. En cambio, los dos mil 029 spots de Alberto Cárdenas (que en este punto figura en cuarto lugar) que duraron casi el mismo tiempo: 51 mil 408 no contribuyeron a que se convirtiera efectivamente en el caballo negro.
Los que acudieron en abundancia a los medios electrónicos dejaron de lado los impresos y por ese motivo quienes insertaron más anuncios en publicaciones periódicas fueron Roberto Madrazo, que lo hizo 53 veces, Manuel Ángel Núñez, con 44 inserciones y Cárdenas con 38. Salvo el primer caso, se muestra en este campo que la frecuencia en el uso de un medio no es el único factor de éxito.
El ex secretario de Gobernación superó con creces a sus contendientes internos y externos en la contratación de anuncios espectaculares, pues su imagen llegó a aparecer en 119, mientras que la de Arturo Montiel quedó en 81. Este medio de propaganda resulta patético al paso del tiempo, pues Creel y el mexiquense siguen diciéndonos desde no pocas carteleras (seguramente arrendadas por lapsos que excedieron los de la vida útil de esos aspirantes) que ellos serían los ganadores, dentro de sus partidos y en el proceso constitucional. En tercer lugar aparece Madrazo, con sesenta y ocho.
En casi todos los casos Andrés Manuel López Obrador, quien figura en el primer lugar de todas las encuestas de preferencia electoral, aparece como el menos conspicuo comprador de tiempos y espacios. En televisión sus 39 mensajes excedieron en cuatro a los de Patricia Mercado, pero ella lo superó en duración: un mil 50 y 940 segundos respectivamente. El ex jefe del Gobierno capitalino no contrató ningún mensaje radiofónico pero en cambio apareció en 34 inserciones en medios impresos. Con ello ocupó el quinto lugar. Y en cuanto a espectaculares, apenas figuró con cinco, nada en el total de 414 posiciones contratadas por los docena de aspirantes incluidas en estas mediciones.
Quede para los teóricos de la comunicación política y para los estrategas de campaña decidir si la exposición en medios, cuando es excesiva puede resultar contraproducente. Y quede para la preocupación ciudadana el cálculo que atribuye a los fallidos De la Garza, Creel y Montiel haber gastado probablemente, en ese orden, 230, 202 y 154 millones de pesos, para nada, inútilmente, o casi.