Los infantes que padecen enfermedades de las vías respiratorias como bronquitis, probablemente son asmáticos; los síntomas se desarrollan antes de los cinco años.
EL UNIVERSAL
La ciencia médica ha logrado grandes avances en lo que toca al combate del asma, que -sin embargo- sigue siendo una enfermedad sin cura y todavía no existen indicadores claros para predecir quién la desarrollará. Por ejemplo, ya hay tratamientos que permiten mantener el mal bajo control y medicamentos que dan libertad de acción al asmático.
Además existen estudios, los cuales han mostrado que los factores asociados con el comienzo de los síntomas en los niños incluyen sibilancias con infecciones respiratorias virales superiores, alergia, antecedentes familiares de asma y/o
alergia, exposición perinatal al humo de tabaco y alergenos.
Por eso los padres deben saber que cuando un niño emite un silbido al exhalar, se cansa fácilmente cuando corre o tiene tos persistente, es posible que tenga asma, la enfermedad crónica severa más común de la infancia. Sólo en Estados Unidos las estadísticas muestran que afecta a nueve millones de pequeños.
Los médicos indican que los niños que presentan esas señales y que experimentan opresión en el pecho y falta de aire, son víctimas potenciales del mal, pero advierten que muchas veces una tos crónica puede ser el único síntoma del asma. Los infantes que padecen de enfermedades de las vías respiratorias como bronquitis recurrente o bronquitis sibilante, probablemente son asmáticos. En general, los síntomas se desarrollan antes de los cinco años.
Cuidado especial
Los expertos explican que el asma es una enfermedad muy seria, porque afecta la capacidad de respirar y oxigenar la sangre.
Padres, familiares y maestros de los pequeños deben mantener la guardia en alto ante este padecimiento, que si no es tratado adecuadamente puede dar muchos problemas. Pero, de acuerdo con los médicos especialistas, con un buen diagnóstico, un plan de acción y la guía de padres y cuidadores, los niños con asma pueden tener una vida muy similar a la de un niño sin la enfermedad, con una función pulmonar normal o casi normal.
Las claves son la educación y el compromiso, tanto de los padres como del menor.
La necesidad de que exista un cuadro de medicamentos probados en niños es esencial, pues la administración de fármacos a un infante casi nunca es fácil, hay que tener en cuenta dos aspectos: que los productos hayan sido probados en menores (deben tener un perfil de seguridad adecuado y ser bien tolerados) y que la administración y la formulación faciliten el cumplimiento del tratamiento.
Los expertos dicen que existen dos tipos de medicamentos: de rescate, que se usan en crisis severas para aliviar rápidamente los síntomas (como los agonistas á2 de corta acción), y de control, los que ayudan a reducir los síntomas y el número de exacerbaciones (antagonistas de los receptores de leucotrienos, corticosteroides inhalatorios, corticoesteroides orales y agonistas á2 de acción prolongada).
El manejo del asma pediátrica que propicie la adherencia al tratamiento mejorará el cuidado del paciente en el largo plazo. "Hasta el medicamento más eficaz, si no es utilizado correctamente, no es exitoso para el tratamiento", indica el estudio "Real World", publicado en el Annals of Allergy, Asthma & Inmunollogy.
