Se suscita una balacera entre ministeriales y los secuestradores de cuatro personas en Durango
EL SIGLO DE TORREÓN
DURANGO, DGO.- Todo era confusión y hermetismo. El lugar donde ocurrió la balacera era custodiado por cuatro camionetas de la Policía Ministerial con apoyo de otras dos unidades de la Policía Federal Preventiva.
Personal de Homicidios aún desmenuzaba el pasto a un costado de la carretera, alrededor de una mancha de sangre donde cayó Ulises González Nájera, agente policiaco; un tiro de “cuerno de chivo” le pegó en la cabeza. Fue instantánea su muerte.
Esquirlas y algunos cascos eran levantados e introducidos a una caja de cigarros, después que por la noche médicos forenses y peritos recorrieron gran parte del área en busca de pistas y pruebas para complementar las indagatorias.
El viernes por la noche cerca de las 22:30 sonó el código para reportar a un agente muerto y otros dos heridos. En el kilómetro 60 de la carretera Durango-Parral, cerca del rancho Lienzo Blanco, elementos de la Unidad Contra el Crimen Organizado (UCCO) de la Policía Ministerial se enfrentaron a balazos contra una banda de presuntos secuestradores, instantes en que acompañaban a un familiar para entregar el rescate.
Quienes recogerían los 50 mil dólares huyeron al verse descubiertos abandonando a sus víctimas. A bordo de una Chevrolet, de color blanco, tipo Silverado placas FP-01016, los AK-47 dirigían disparos contra los vehículos oficiales, iniciándose así un enfrentamiento con los ministeriales.
La camioneta doble cabina tripulada por los secuestradores se internó entre las parcelas para tratar de huir, pero a kilómetro y medio cayó a un canal. En pocos minutos fueron alcanzados por disparos de los agentes especiales. Una treintena se incrustó en el lado del conductor perforando el parabrisas.
El conductor y su acompañante lograron burlar a los agentes. Aún cuando los vehículos oficiales cercaron el perímetro, no pudieron dar con los maleantes, a pesar de que iban malheridos.
Estamos en apoyo, no sabemos nada
En pocos minutos el comandante de Santiago Papasquiaro, José Luis Ricalday y de Tepehuanes, Adán Unzueta Vargas habían sido alertados para apoyar el operativo de búsqueda. Más de 50 elementos en diferentes vehículos inspeccionaron los alrededores para dar con algún indicio pero no hubo suerte.
Ayer por la mañana El Siglo de Torreón llegó hasta el lugar del crimen, tres kilómetros adelante del sitio conocido como La Granja. A la orilla de la carretera, una camioneta Chrysler, Ram de color negro, cabina y media, con placas de Coahuila EP-42-081, era custodiada por los elementos policiacos.
El mueble presentaba de tres a cuatro impactos de bala en el costado derecho. Tenía las llaves puestas y en ligeros comentarios de los presentes, señalaban que iba tripulada con varios de sus compañeros al momento de la balacera.
El comandante José Luis Ricalday señaló “no sé nada, deveras, los jefes solamente pidieron nuestro apoyo sin comentar otro detalle y exclusivamente ellos pueden decir algo”.
“Desde anoche el Ministerio Público y los jefes vinieron y nos dejaron resguardando la zona y los vehículos, ellos pueden tener los datos, aquí ya no hay nada”, dijo.
O HAY INSEGURIDAD EN CANATLÁN: SÍNDICO
“Es gente que viene de fuera quienes han participado en los últimos delitos que acontecieron dentro del Municipio, eso no quiere decir que haya inseguridad en Canatlán”, manifestó el síndico municipal, Ángel García Reyes.
Con relación a los hechos de sangre ocurridos el viernes por la noche, el funcionario municipal, comentó que desde el atentado de Díaz Medina, no se habían registrado acontecimientos de esta magnitud y ello no refleja falta de vigilancia por parte de los cuerpos de seguridad.
“Está detectada la proliferación del narcomenudeo y se ha controlado, algunos centros de diversión están vigilados para evitar la entrada de menores de edad, fuera de ahí Canatlán es tranquilo y con problemas que se pueden resolver sin poner en riesgo la integridad de la ciudadanía”, dijo.
RINDEN HOMENAJE A POLICÍA CAÍDO
Con lágrimas en los ojos, Pedro Chávez Cibrián, narró los hechos en que murió el agente policiaco; su voz entrecortada contó cómo este policía perdió la vida ante sus compañeros.
El comandante reconoció la labor de Ulises que, en cumplimiento de su deber, dio su vida a cambio de los cuatro secuestrados.
Ante sus familiares, los cuales no dejaban de lamentar la muerte de Ulises de tan sólo 29 años de edad, las autoridades rindieron homenaje por su valor para enfrentar a los delincuentes que privaban de su libertad a cuatro ciudadanos.
Su madre Herlinda Nájera, su padre José González, así como los hermanos, parientes, amigos y compañeros de trabajo, escucharon las palabras de aliento de la directora de Averiguaciones Previas, Ruth Medina, así como las del jefe de la Policía Ministerial, quien estuvo también en el enfrentamiento.
Aunque tarde, después de su proeza con los bandidos, fue entregada a su madre la medalla al mérito por parte del procurador del Estado y del gobernador del Estado Ismael Hernández Deras, quien acompañó en su dolor a esta familia.
