ORGULLO| GERARDO TORRES VALENZUELA ES EL MEJOR LAGUNERO EN LA COMPETENCIA.
Los corredores punteros llegan a la par a Central Park, ante el delirio de miles de espectadores.
NUEVA YORK, NY.- En un verdadero final de película, dentro de Central Park, el keniano Paul Tergat se adjudicó la trigesimosexta edición del Maratón de Nueva York, al imponerse en el último sprint al sudafricano Hendrick Ramaalah, quien se desplomó al cruzar la línea de meta.
Un ambiente de fiesta se vivió en los alrededores del enorme pulmón de la Gran Manzana en un día fresco y agradable, donde la temperatura se mantuvo en 18 grados centígrados en pleno otoño norteamericano.
El tiempo del ganador fue de dos horas con nueve minutos y 30 segundos, en tanto que Ramaalah finalizó con 2:09:31 y la tercera posición correspondió al estadounidense Mebrahtom Keflezighi con 2:09:56.
Los tres atletas desde el inicio tomaron la punta y después de completar medio recorrido, dejaron atrás a sus adversarios, quienes poco pudieron hacer para darles alcance, en un trayecto marcado por los puentes y la superficie irregular a la que fueron sometidos.
Pero los corredores africanos apretaron el paso y se fueron de la mano al cruzar el Bronx, incluso al entrar en Central Park, ya en Manhattan, ante el delirio de miles de espectadores que los esperaban en la meta.
Por lo que respecta a la rama femenil, la letona Jelena Prokopcuka aprovechó las circunstancias favorables que se le presentaron para imponerse con un tiempo de dos horas con 24 minutos y 41 segundos.
A tres kilómetros de la meta, la europea se encontraba segunda después de la líder, la keniana Susan Chepkemei, quien dramáticamente comenzó a sentirse mal hasta volver el estómago, situación que le mermó en el aspecto físico y no aguantó el ritmo de la ex soviética, en tanto, en el tercer lugar se ubicó Derartu Tulu de Etiopía.
Dulce María Rodríguez no tuvo la suerte de su lado y concluyó la prueba lejos de los primeros lugares, al parar el cronómetro en dos horas, 33 minutos y 19 segundos. De esta manera cerró el año la mexiquense, donde sobresale su título en el Maratón Internacional Lala 2005, que le dio su boleto para el mundial de la especialidad en Helsinki, Finlandia.
Los laguneros
Dentro de los mejores laguneros en la competencia neoyorquina destacan el joven gomezpalatino Gerardo Torres Valenzuela, quien de manera extraoficial cronometró cuatro horas con 30 minutos y 16 segundos.
En la rama femenil Ana María Barbosa García corrió por encima de las cinco horas, mientras que la regiomontana Silvia González Chávez, que acompaña a los comarcanos en su aventura, no pudo completar el esfuerzo debido a los calambres.
Continuando en la rama varonil, el lerdense Pedro Garza Urista completó el trayecto al igual que Lucino Espinoza de León y el saltillense Jaime Vázquez, que lo terminó por debajo de la marca de las cuatro horas, aunque en la recta final sufrió severos dolores musculares.
Juan Antonio Luévanos Méndez lo concluyó en cinco horas, cuatro minutos y 12 segundos, pero Rubén Muñoz tuvo que abandonar la competencia en el kilómetro 26, al empeorar el esguince que sufrió en el tobillo derecho al pisar mal sobre la cinta asfáltica en el kilómetro diez.
Una justa sin fronteras
Si hay una competencia que reúne a miles de corredores de diferentes partes del mundo en un solo día, ese es el Maratón de la ciudad de Nueva York, que con sus majestuosos edificios es fiel testigo del esfuerzo de sus visitantes.
La neblina y el viento helado aparecieron desde muy temprano, aunque esto no mermó el entusiasmo de los atletas, quienes fueron transportados hasta Staten Island, cerca de la puerta del Océano Atlántico.
Los corredores fueron separados por categorías y sumergidos en una inmensa cantidad de lenguajes, que se perdían en el estruendoso ruido de sirenas y helicópteros que resguardaban el orden y la seguridad de los competidores.
Las categorías de Silla de Ruedas, Especiales y Adaptados fueron los primeros en salir, seguida por la Élite Femenil, la Élite Varonil y la recreativa, pero todos con el mismo objetivo: realizar su mejor tiempo en la ciudad de los rascacielos.
Los mexicanos con su constante alegría tapizaron las calles y avenidas de Brooklyn y Queens, con el clásico grito: ?Viva México cab...?, mientras que los italianos que asistieron en gran porcentaje vitoreaban: ?Forza Italia?.
Pero el colorido lo pusieron también los franceses, los escoceses al correr con falda, los noruegos, suizos, australianos, venezolanos, japoneses, panameños, ticos, canadienses, suecos y españoles, quienes disfrutaron el trayecto de los 42 kilómetros y 195 metros.
Los atletas recibieron el apoyo de los neoyorquinos al pasar por los barrios chino, judío, italiano, hispano y afroamericano, en la ciudad más cosmopolita del planeta, en una diversificación de culturas.
La llegada al Central Park fue extraordinaria, ya que está totalmente alfombrada de hojas otoñales en color amarillo y naranja, que le da un toque de nostalgia entre los enormes edificios que se asoman con presencia.
En la última recta, tanto corredores como aficionados se emocionaban, con la adrenalina desprendida por cruzar la línea de meta y sentirse satisfechos por la labor realizada en horas que transcurrieron como minutos.
Para los atletas laguneros que tomaron parte en el maratón más famoso del mundo fue algo indescriptible, al grado de sentirse satisfechos por el esfuerzo realizado y la oportunidad de conocer la gran Urbe de Hierro.
?Correr no fue fácil, por el terreno irregular, pero al final de cuentas valió la pena?, mencionó Juan Antonio Luévanos Méndez, quien terminó con una ampolla reventada en el dedo medio del pie derecho.
Por su parte, Rubén Muñoz dijo que esta fue una experiencia inolvidable en lo personal, porque tuvo la oportunidad de convivir con atletas de otros países, con quienes intercambió puntos de vista en el entorno de la prueba.
