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MONTPELLIER, Francia.- Las predicciones de un fin de semana caliente en el tiempo y en la carrera no preocupan a los organizadores del Tour de Francia, sino las crecientes aglomeraciones de público entusiasta que se ubique en las montañas para seguir la clásica prueba de ciclismo.
El fin de semana con las decisivas etapas de los Pirineos se aproxima, y el ciclista estadounidense Lance Armstrong lidera la carrera por apenas 38 segundos sobre el danés Michael Rasmussen, mientras los termómetros marcan temperaturas superiores a los 40 grados centígrados.
No obstante, nada de eso preocupa a los organizadores del Tour. Lo más apremiante es manejar a las incontrolables ?mareas humanas? que duermen hasta tres días en las faldas de la montaña para ver a los astros del deporte en la escalada.
La tarea de la organización es mantener a raya a esos ?locos? que escriben en el asfalto los nombres de sus ídolos y cierran tanto el camino que ponen en peligro las vidas de sus pedalistas favoritos, dejándoles apenas un margen mínimo para que crucen entre las oleadas de gente.
Con 200 corredores y 1,500 vehículos que transportan a entrenadores, mecánicos, personal de apoyo, periodistas y patrocinadores, mantener todo bajo control es una tarea titánica.
?Hay que mejorar la seguridad, pese a que se ha hecho mucho en los últimos años para que no pase absolutamente nada?.
La obligación de llevar el casco hace más segura cualquier caída de un corredor, pero hay que hacer más?, indicó el belga Johan Bruyneel, uno de los dirigentes del equipo Discovery Channel de Armstrong.
La mayoría de los aficionados que se concentran en los Pirineos proceden del País Vasco y vienen con todo lo necesario para acampar, comer y beber mientras aguardan por sus ídolos.
Para mantenerlos entretenidos se les lanzan 300,000 objetos promocionales, desde botellas de agua y recuerdos hasta salchichas.
VARIOS INCIDENTES .
En 1975, un aficionado francés empujó al astro belga Eddy Merckx, cinco veces campeón del Tour, mientras que en 1994 el pedalista local Laurent Jalabert resultó herido por un policía, que en lugar de mantener el orden, intentó tomarle una foto y lo derribó.
En 1999, en un incidente similar, se cayó el italiano Giuseppe Guerini.
Hace dos años en la montaña de Luz-Ardiden, Armstrong tropezó con la bolsa de un espectador y se cayó. En tanto, el año pasado el estadounidense fue escupido en el rostro por un simpatizante alemán.
En 2002, tres niños fueron arrollados por un vehículo de la carrera y uno de ellos falleció.
Los organizadores tienen que instalar barreras cada 400 metros en los kilómetros finales de cada etapa y en las principales montañas.
Más de 1,300 toneladas de barreras metálicas son usadas cada año en el Tour.
?Eso está bien, pero no se pueden poner barreras en toda Francia?, dijo Bruyneel, quien espera que nada le ocurra a Armstrong mientras busca su séptimo título en el Tour.