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NUEVA YORK, EU.- La cantante Mariah Carey volvió a subirse a un escenario, en pleno Times Square de Manhattan, para presentar su nuevo disco, The Emancipation of Mimi, el más personal, y demostrar que todavía tiene mucho que decir.
Carey, una de las divas del pop que conquistó la década de los 90 con 150 millones de copias vendidas en todo el mundo, madrugó para poner la sintonía musical a este martes, coincidiendo con la salida al mercado de su nuevo álbum.
Ante varios centenares de incondicionales seguidores, Carey se subió a las ocho de la mañana a un pequeño escenario colocado en pleno Times Square ante la mirada de sorpresa de los más despitados que no sabían que es lo que estaba pasando.
Con un vestido brillante hasta los tobillos y una pequeña chaqueta de blanca, la cantante interpretó algunos temas de su álbum como We Belong Together, It?s Like That o Make it Happen, arropada por ocho bailarines y el calor de los fans.
Retransmitido para todo el país por el programa Good Morning America, de la televisora ABC, Carey reconoció estar muy satisfecha con The Emancipation of Mimi, su sobrenombre, y estar cada día "más cerca de mí misma, de mi espiritualidad".
Cerró la actuación con un coro gospel y agradeciendo a los presentes su apoyo y cariño.
Su nuevo disco, con 14 temas co-escritos por ella y grabado en la isla de Capri, ha recibido cálidas críticas de la prensa, después del pinchazo que supuso su anterior trabajo, Charmbracelet (2002), que no fue el éxito que se esperaba.
En esta nueva producción, bajo el sello Universal, la cantante ha tomado el pulso a la calle y se plegado a la moda, a lo que la gente escucha, para lo que se rodeó de productores como Jermaine Dupri y Randy Jackson y artistas como Pharrel Williams, Nelly y Snoop Dog.
Pero este disco es algo más, es una forma de reafirmarse, de abrir una nueva etapa y dejar atrás los sinsabores de su pasado reciente, marcado por la ruptura con su disquera o sus problemas sentimentales desde que se separó de su novio, el mexicano Luis Miguel.
En el 2001, cuando estaba en la cúspide de su carrera, firmó un contrato por 80 millones de dólares con el sello Virgin Records después de un problema por su descenso en el hit parade con Sony, que estaba presidido por su ex esposo y promotor, Tommy Mottola.
Ese mismo año, fue hospitalizada dos veces al sufrir crisis emocionales y de salud antes del estreno de su película Glitter, siendo criticada por ser una diva neurótica, con la prensa a sus espaldas.
Ahora, todo eso ha pasado y afirma a sus 35 años que "sé quién soy como artista, sé quién soy como persona".
A lo largo de su carrera ha ganado dos premios Grammy, ocho American Music Award y la revista Billboard le nombró artista de la década, logrando 15 números 1 desde que debutó.
